miércoles, 27 de mayo de 2009

La náusea

Sergio Aguayo Quezada
Reforma

A Germán Dehesa, amigo luminoso.

Porque la corrupción política me provoca una náusea incontrolable, he decidido anular mi voto. Es una decisión surgida del convencimiento de que estamos ante una degradación política sistémica. Los teóricos de la transición difieren sobre el momento en el cual los partidos políticos adquieren protagonismo. Ninguno disputa el hecho de que son instituciones fundamentales para el andamiaje democrático; recogen los deseos y aspiraciones de la sociedad para, en caso de llegar al poder, transformarlos en políticas públicas. En México hay partidos que enarbolan diferentes combinaciones de ideologías e intereses: no me siento representado por ninguno de ellos. La distancia entre partidos y sociedad tiene una historia vieja. Según Todd Eisenstadt, el régimen fue canalizando los "movimientos de oposición" al "altamente regulado terreno" de los partidos, las campañas y las elecciones. Es un diagnóstico acertado; después de cada protesta social, el régimen negociaba con los partidos y les otorgaba beneficios. El movimiento del 68 y la Guerra Sucia llevaron a la ley electoral de 1977; tres semanas después de iniciada la rebelión zapatista de 1994, Carlos Salinas hizo importantes concesiones a los partidos. Cuando llegaron al poder, los partidos no transformaron las reglas de un sistema que se resquebrajaba; incorporaron las viejas costumbres, y se transformaron en un oligopolio que monopoliza los accesos a la vida pública. Las prerrogativas públicas (en constante crecimiento) se han utilizado para cortejar a un electorado pobre, adicto a los regalos; para firmar onerosos "convenios de publicidad" con los medios de comunicación y para alimentar una burocracia partidista decidida a reservarse esos cargos públicos con salarios extravagantes y exigencias mínimas. El 24 de diciembre de 1992, Raúl Salinas le envió una tarjeta a Luis Donaldo Colosio. En ella le decía que "Las puertas de la Presidencia de la República se abren desde adentro, no desde afuera". Según una información no desmentida, Raúl estaba molesto porque Colosio no "jalaba" en sus negocios. Un indicador era que Colosio iba poco a unas comidas organizadas cada cuatro o seis semanas y a las cuales concurrían empresarios y políticos como Carlos Hank González, Emilio Gamboa y Manlio Fabio Beltrones. Colosio iba porque el presidente Carlos Salinas se lo había pedido, pero le molestaba hacerlo: "yo no sé a qué chingados voy a esas comidas si lo único que se habla es de puros negocios" (César Romero Jacobo, Reforma, 14 de abril de 1997).

El incidente es una metáfora de lo poco que ha cambiado la política en México. El lugar del Presidente ha sido tomado por los partidos que siguen abriendo la puerta de la vida pública "desde adentro". En la política sigue habiendo gente decente que, como Colosio, se resiste a entrarle a la corrupción sistémica, pero la inercia es poderosísima y, hasta ahora, los reformadores han sido incapaces de romper la cerrada alianza entre las élites políticas y económicas. La confirmación de la impunidad estaría en que nunca se investigaron los negocios urdidos en aquellas comidas de los jueves, y ningún partido ha renunciado a las prerrogativas públicas ni ha intentado disminuirlas. Tampoco han encabezado, como gobierno, una cruzada creíble contra la corrupción. Las instituciones que deberían contener los excesos siguen poniendo como prioridad la defensa de sus intereses. El Comité Conciudadano que preside Clara Jusidman, y del cual formo parte, presentó el 21 de mayo un informe sobre el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Con la evidencia en la mano concluyó que el Tribunal Electoral "no aplica criterios homogéneos", "no contribuye a generar confianza en los ciudadanos" y, en suma, "no protege los intereses de la ciudadanía". También confirmó el sometimiento del tribunal presidido por María del Carmen Alanís a los intereses de las televisoras. Si recordamos el vasallaje de algunos consejeros del Instituto Federal Electoral a los poderes fácticos, tendremos una idea de la indefensión en que nos encontramos. Esta lectura de la realidad podrá parecer excesivamente pesimista. Creo, sin embargo, que si deseamos que las instituciones funcionen en beneficio de las mayorías, debemos involucrarnos en la vida pública para apoyar a quienes buscan, desde las entrañas de partidos y gobiernos, poner un freno a la corrupción sistémica. Ni los partidos ni los árbitros electorales son capaces, como instituciones, de reformarse a sí mismos; iría en contra de sus intereses. Cualquier cambio requerirá de la presión social y una forma concreta de enviarles un mensaje de protesta es con la anulación del voto, lo cual tiene complicaciones e implicaciones que abordaré la próxima semana.

La espléndida crónica de César Romero Jacobo sobre la tarjeta puede leerse en mi página: www.sergioaguayo.org.
Colaboró para esta columna Laura Ruiz Castro.
Correo electrónico: saguayo@colmex.mx

Ya volví

Germán Dehesa
GACETA DEL CHARRO
Reforma


Percibo entre la gente un generalizado malestar magnificado por una sensación de impotencia. Lo que yo digo es que no podemos usar más herramientas que las que la democracia nos provee. Pronto tendremos frente a nuestros ojos una boleta (este mensaje no es para los abstencionistas que por serlo han renunciado a su condición ciudadana. A las elecciones aikir, no hay diotra). Si estamos tan hartos de los modos de gobernar de los partidos y del hecho mismo de que existan los partidos como único camino para los puestos de elección, es el momento de anular la boleta con una gran cruz y depositarla en la urna. Los que tienen que saber sabrán de cuál es el talante de sus "gobernados" que ya están hartos de mendrugos y de futbol (y miren quién les está diciendo esto).

Para esta propuesta no valen ni rechazos, ni adhesiones instantáneas. Cada quien tiene que pensarlo muy bien y tiene que desechar la tentación de suponer que uno no puede hacer nada frente al inmenso aparato que controla al país. Por supuesto que uno no puede hacer nada, pero si somos miles o millones de "unos", entonces todo el horizonte cambia y renace para nosotros la esperanza de lograr que nuestro país sea en verdad "nuestro" país. Es urgente mandar el mensaje de que ya estamos optudimóder de discursitos y discursotes, de caciques y líderes que se enriquecen a costillas de nuestros miedos, de una educación siniestra sobre todo en los primeros ciclos que es donde tendría que ser de mejor calidad, de un aparato de seguridad que más que cuidarnos nos aterroriza, de una burocracia lamentable y altiva, de una agricultura que sobrevive en la pura pobreza y de la inmensa cantidad de desposeídos, enfermos y víctimas de la miseria que constituyen la mayoría de nuestra población. Tendremos que recuperar la compasión, la frugalidad, el verdadero amor por un país sufrido, pobre y sin embargo, sonriente, esperanzado y radiante. Yo quiero mucho a México y, al decir esto, nombro todos los colores de la esperanza.


¿Qué tal durmió? MDLVIII (1558)

Los rateros no merecen dormir.

martes, 26 de mayo de 2009

Voto duro vs. voto nulo

José Antonio Crespo
Horizonte político
Excélsior

En una sociedad “sospechosista” hasta la médula, muchos se preguntan qué oscura fuerza está detrás de la campaña a favor del “no voto”.

Una de las inquietudes más fuertes ante el dilema sobre votar, anular el voto o abstenerse, es ¿quién resulta favorecido de un escaso voto efectivo? En una sociedad sospechosista hasta la médula, muchos se preguntan qué oscura fuerza está detrás de la campaña a favor del “no voto” (cualquiera que sea su modalidad), qué partido o personaje patrocina esa corriente de opinión. Hay quienes se niegan a creer que algunos ciudadanos simplemente no se identifiquen con ningún partido, que les han perdido la confianza, que están enojados con ellos por sus diversos abusos e injustificados privilegios y que se han organizado espontáneamente en diversos movimientos inconexos entre sí. No, un siniestro cerebro maestro, con aviesos intereses, debe estar detrás. ¿Quién? He oído y leído diversas teorías al respecto; el infaltable Peje, porque “busca destruir las instituciones”; el PRI, el PAN o el PRD, con la premisa de que alguno de ellos maneja un voto duro superior al de los otros o, ¿por qué no?, el villano favorito, al que hemos visto cómo jala todavía muchos hilos políticos. Tales teorías reflejan una crisis brutal de confianza pública, que descree incluso de la autonomía ciudadana.

Entrando en materia, si bien es cierto que hay diferencias significativas —simbólicas y políticas— entre la abstención y el voto nulo (con su variante de sufragar por un candidato independiente, como lo es la joven Elisa de Anda), las secuelas sobre el resultado final son similares: una y otra expresión de “no voto” favorece al voto duro, es decir, aquel que, bien por un convencimiento ideológico o por estar encuadrado en estructuras corporativas o clientelares, vota siempre por el mismo partido. Y, por eso, la mayor objeción a abstenerse de votar o anular el voto consiste en que, mientras mayor sea el “no voto”, más peso tendrá el voto duro de los partidos. Así es. Pero hay dos aclaraciones sobre ello:

A) No en todos lados el mismo partido es quien tiene mayor voto duro y, por eso, la pregunta de quién se beneficia del “no voto” no acepta una sola respuesta. Podemos partir de que las estructuras partidarias son más fuertes ahí donde se es gobierno: el PRD en el DF, el PAN en Jalisco y Guanajuato, el PRI en Puebla y Tamaulipas. En la pista nacional, se puede suponer que el PRI tiene todavía mayor voto duro y mejores estructuras electorales. Pero la tendencia a favor del tricolor aparecía aún antes de que se debatiera el “no voto”. Curiosamente, he podido observar que los votantes duros de cualquier signo y color tienden a pensar que el “no voto” favorecerá a sus rivales, más que a su respectivo partido, precisamente porque no hay claridad en todos los casos.

B) A quienes se sienten alejados de todos los partidos, por considerarlos esencialmente iguales en su ineficacia, corrupción, abuso e impunidad, les es indiferente el voto duro de algún partido, porque les da igual cuál de ellos gane. Por ejemplo, si ahora el PRI obtuviera una mayoría en la Cámara baja, no verían mayor diferencia respecto a cuando el PAN la ha tenido, o del PRD en la capital. De ahí que, para este segmento del electorado, no genere preocupación si gana un partido u otro —en distintas circunscripciones— a partir de su voto duro. Y es que se parte de que lo que está mal es el sistema de partidos en su conjunto, no un partido con respecto a otro. Desde esa óptica, votar implica respaldar y fortalecer la partidocracia. El voto nulo pretende generar una fuerte presión ciudadana para orillar a los partidos a aceptar reformas que limiten sus privilegios y fortalezcan políticamente a los ciudadanos. O , en el peor de los casos, hacer patente a los partidos el grado de inconformidad existente, en lugar de hacerles ver que estamos muy contentos y satisfechos con su desempeño y sus privilegios.

De tal forma que, si un ciudadano muestra preocupación por el voto duro, significa que no es indiferente a que gane uno u otro partido. Aquellos a quienes les molesta que, por ejemplo, el PRI pueda ganar la mayoría de diputados o el PRD repita en el DF o el PAN siga siendo gobierno en San Luis Potosí, en realidad no son indiferentes: consideran que un partido es peor o mejor que los demás. En tal caso, no votar resultaría irracional. Quien piense que el partido X de verdad es menos malo que el partido Z debiera votar por el primero. Por ejemplo, Mará Elena Morera ha escrito: “Echemos del poder a corruptos e ineficientes y premiemos a los que actúan con compromiso, y hayan privilegiado el bienestar de los mexicanos” (El Universal, 22/V/09). Evidentemente, quien pueda distinguir, como ella, entre un partido corrupto y otro comprometido, debe votar por el segundo (y ojalá nos compartiera cuál es ese estupendo partido). Para quienes no vemos con nitidez esa distinción, da lo mismo votar por el partido X que por el Z.

Incluso, ambas posiciones pueden ser albergadas por un mismo individuo —sin que ello implique una contradicción o un “voto esquizofrénico”—, como lo ejemplifica un lector de Excélsior, crítico del PRD capitalino: “Lo de anular el voto es una buena opción, pero si lo hacemos en las elecciones locales, como en el DF, favorecemos al partido que sea mayoría a nivel local. Así, con el PRD en el DF, anular el voto es casi como votar por esos bandidos. Para diputados federales, no veo problema en anular votos, pues son igual de inútiles unos (partidos) que otros”. De tal forma, quien piense que un partido determinado será motor confiable para reformar al sistema de partidos desde dentro, debería votar por ese partido. Pero quienes creemos que ningún partido está interesado en ello, podríamos anular el voto para presionar desde fuera la reforma de nuestro ineficaz y arbitrario sistema de partidos, más partidocrático que representativo.

Hay quienes se niegan a creer que algunos ciudadanos simplemente no se identifiquen con ningún partido.

El 'voto nulo' no tiene valor efectivo ni legal: IEEJ

GUADALAJARA, JALISCO.- Ante la presencia de ciertos grupos sociales que promueven el "voto nulo", con la finalidad de mostrar su rechazo a las autoridades y partidos políticos en el Estado, el presidente del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Jalisco (IEEJ), David Gómez Álvarez, manifestó esta mañana el ser entrevistado en el programa Cara a Cara del Grupo Promomedios, su desacuerdo con este tipo de medidas.

"Comparto el no voto, pero no de esa forma; hay que ir a votar, pero también hay que exigir. Me parece que no es la vía adecuada para enviar mensajes de rechazo o de inconformidad".

Explicó que los votos nulos que normalmente se encuentran durante el proceso de conteo, "son votos que contienen errores y por eso no se pueden contabilizar. El voto nulo no tiene valor efectivo ni legal".

Sin embargo, la preocupación que impera al interior del Instituto Electoral es que los votos nulos que están promoviendo "este tipo de grupos" no se puedan diferenciar de los comunes, lo que ocasionaría un gran número de votos sin valor.

Aseguró que la única manera de evitar que esto suceda, es que los partidos políticos ofrezcan buenas propuestas y dejen de lado la llamada "guerra sucia", pues así generarán confianza entre los ciudadanos.

EL INFORMADOR/ Liliana Navarro

Pero como a los partidos eso les vale y no tienen el mas mínimo interes por los ciudadanos pues sencillamente habrá que anularlos.

ABSTENCION/VOTO NULO 2009

Es un gusto que entre más los políticos se empeñan en denostar a los que hemos promovido iniciativas como la de este grupo y los demás que van en el mismo camino, más se habla de voto nulo o abstención en los medios. Para ellos, los políticos, la única opción son ellos mismos, ja, y la única política es la que hacen ellos. Se atreven a decir, incluyendo las autoridades electorales, que el voto nulo o la abstención ¡¡no tienen ningún valor político!!! ¿Entonces qué es lo que estamos haciendo? Además, como ellos siempre piensan en la elección que sigue, no entienden que este movimiento no termina el 5 de julio, ni en 2012, ni en 2015, que terminará el día en que toda o al menos la mayor parte de esa clase política de pillos, cínicos y embusteros no sea votada por la minoría que vota por ellos.

Eduardo Castañeda

domingo, 24 de mayo de 2009

Contra el agandaye

Los ciudadanos estamos representados en el Congreso por el diputado de nuestro distrito para que nuestra opinión sea tomada en cuenta, por eso es necesario que votemos y pensemos bien al votar, lo dice la Constitución y nuestro código electoral… (ya puede usted soltar la carcajada: ¡juar, juar, juar!!! O como se estila por internet: lol: laughing out loud=carcajadas).

En los hechos, los partidos han conseguido blindarse contra cualquier forma de control ciudadano:

1. Se dieron la llave única de entrada al Congreso y al Ejecutivo. Los partidos y sólo los partidos pueden lanzar candidatos a puestos de elección popular, cualquier puesto en cualquier elección, local o federal. Están en perfecta complicidad todos, sin excepción. Es un acuerdo entre secuaces para repartirse el pastel del presupuesto sin dar cuentas a otro poder ni al ciudadano, porque nada le deben ni tiene éste cómo oponerse.

2. Nos habíamos dado un Instituto Federal Electoral integrado por consejeros inamovibles para que ese árbitro tuviera completa independencia. Dieron golpe contra el IFE, en abierto desacato de la ley. Se pelearon por colocar cada uno su alfil y no cumplieron ni los plazos que ellos mismos se habían ordenado. Los ciudadanos sólo pudieron, la mayoría, tragarse su rabia; quienes escribimos, despotricar inútilmente. Nos repetirán el numerito cuantas veces se les pegue la gana porque no hay otro poder, ni la Suprema Corte, que pueda objetar sus golpes y someter por la ley a los golpistas. Van solos y no se quitan.

3. Atentaron contra la libertad ciudadana a informarse sobre las pillerías, malos manejos o francos delitos que un candidato pueda tener en su haber porque está prohibido “denigrarlos” y “deslustrarlos”. Es ya contra la ley señalar que la candidata a gobernadora por el PRD, Irma Serrano, declaró su admiración por Hitler, salvo, matizó, porque “dejó demasiados judíos vivos”. Es contra la ley ventilar los acuerdos de Mario Marín, hoy gobernador de Puebla, mañana candidato al duodeno distrito, con un pederasta. Es contra la ley mencionar el halconazo del 10 de junio al participante comprobado y fotografiado, pero candidato.

¿Queremos derogar esas aviesas limitaciones a la libertad de expresión y de información? Debemos pedirlo… a quienes las elaboraron con el fin de que no los pudiéramos tocar con el pétalo de una crítica.

4. De 500 diputados, 200 se deben única y exclusivamente a la dirección de su partido que les regaló la diputación a cambio de disciplina. Los otros 300 deben salir a pelear por su curul, pero una vez elegidos en votación universal no tienen obligación, ni incentivo alguno, para buscar la opinión de sus electores por la sencilla razón de que, hagan como hagan, sean faltistas o tesoneros, ignorantes o promotores de magníficas leyes, todos están castigados de antemano con la no reelección. Así que trabajan, de nuevo, para las oligarquías de cada partido en afán de congraciarse con ellas y, en tres años, saltar de una Cámara a otra y evadir la no reelección.

5. Desde hace cuatro legislaciones los vemos empecinados en la manera de meter zancadilla al contrario, al costo que sea para el país. Esperan iniciativas de ley frotándose las manos para no dejarlas pasar. Los “acuerdos” que nos venden como súmmum de ingeniería legislativa y condescendencia mutua son basura. Nada con respecto a reformas en fisco, energía, petróleo, trabajo, seguridad pública.

6. Han impuesto a las campañas electorales la trivialización de quien vende refrescos, moda o hamburguesas y nadie puede evitar ese daño a la vida republicana porque no hay el instrumento ciudadano para hacerlo ni el poder que equilibre esas desmesuras.

7. Hicieron gratuitos sus spots en radio y TV, pero no se rebajaron de manera proporcional los miles de millones que antes pagaban a medios electrónicos. Se asignaron tres mil 600 millones de pesos y debemos agradecer que no fueran 10 o 100 veces más, porque no habríamos tenido cómo impedirlo. A fines de febrero, los consejeros del IFE avisaron, en plena crisis que tiene en la calle a centenas de miles de desempleados, que se subirían el sueldo, de 175 mil a 333 mil… al mes. Se retractaron, pero el daño por la intentona desvergonzada ya es irreparable.

Por esto, porque nos han maniatado, los ciudadanos debemos anular nuestro voto, pedir el recuento de los insultos puestos en las boletas o, simplemente, no votar. En 1976, no tener otro candidato frente a López Portillo, hizo pensar al PRI que debería permitir una mayor expresión ciudadana, y así dieron inicio las reformas electorales culminadas en 20 años y que hoy vemos en peligro. Quizá los partidos recapaciten ante urnas vacías. Quizá no, y debamos recurrir a instancias internacionales.

Luis González de Alba.
Escritor. Su libro más reciente es Otros días, otros años.
Es colaborador del diario Milenio

Cunden argumentos en la web

En Internet proliferan los grupos, blogs y redes sociales que promueven la anulación del voto en las próximas elecciones. En estos sitios se toma la medida en serio: se presentan argumentos y se publican artículos relacionados al tema. Algunos inclusive diseñaron logotipos para promover la anulación. Así puede verse que algunos internautas colocaron ya el “pin electrónico” en el que se lee: “Yo anularé mi voto”. En otro blog, los autores diseñaron tres modelos de camisetas para que sean bajadas y luego utilizadas por los simpatizantes.

Los sitios son: Yo anularé mi voto, Anula tu voto, Anúlalos, Voto nulo 2009 y La neurona y media. En estas páginas se alienta la medida y se explican las razones. En Yo anularé mi voto, se pide que “vayamos en masa a anular nuestro voto este 5 de julio. Participa, pero críticamente”. Y se condiciona: “Para volver a creer en esta democracia representativa, yo, ciudadano, exijo por lo menos seis requisitos: que los diputados y senadores se bajen el sueldo por lo menos 50 por ciento; que se cancelen sus seguros de gastos médicos; que se eliminen las candidaturas plurinominales; que el IFE y los partidos no anuncien nada en ninguna televisora durante todo este proceso electoral; que ningún comentarista ni ‘comunicador’ intente manipular mi tendencia al voto o mi derecho a la anulación de éste; que cada político que nos pida el voto sea éticamente intachable; que se reduzcan 90 por ciento los recursos a campañas”.

Media neurona ofrece diseños de camisetas; en una, los emblemas y los colores de todos los partidos aparecen intercambiados, para dar la sensación de que todos son lo mismo. En Anula tu Voto se expresa que “es importante la participación ciudadana para hacerle ver a la clase política que no estamos de acuerdo con ninguno de ellos”. Y México Voto Nulo 2009 describe que se asume como un “colectivo de amigos a favor del voto nulo” y señala que su blog “tiene la finalidad de promover el debate sobre el significado político del voto nulo y la abstención en el proceso electoral intermedio del 5 de julio”.

Milenio.com


Recursos
Anula tu voto
http://www.anulatuvoto.org.mx
Anúlalos
http://anulalos.blogspot.com/
México Voto Nulo 2009
http://mexicovotonulo2009.blogspot.com/
Yo anularé mi voto
http://cuquitalapistolera.blogspot.com/2009/02/en-estas-elecciones.html
Media neurona
http://neuronaymedia.blogspot.com/search/label/T-SHIRTS

La anulación del voto en el programa PRIMER PLANO

Anular el voto como protesta

La señorita Dania Ivett Puga Corona es candidata del Partido Acción Nacional a diputada local en Colima, y como gusta de verse bien arregladita en público, fue a una tienda de autoservicio y adquirió, dice Excélsior, “un cortauñas, un cortador de cutícula, pilas, un rubor, un rímel, una sombra, una brocha para mejillas, jabones, un delineador y limas de uñas”, mercancía que cuesta algo así como mil 500 pesos y que doña Dania Ivett decidió no pagar, por lo que fue detenida.

La cantidad que debió pagar la candidata panista es irrelevante. Lo grave es que, por unos cuantos pesos, esta dama se dé a conocer entre los electores, quienes ya saben lo que puedan esperar de ella, pues si ahora comete pequeñas raterías, ya en cargos públicos es de imaginarse lo que puede hacer.

Por supuesto, el costo de los artículos hurtados por la candidata del PAN resulta de risa junto al monto de la partida secreta que manejó Carlos Salinas de Gortari y de la que, según Miguel de la Madrid Hurtado, el de Agualeguas se embolsó la mitad, aseveración de la que luego se desdijo el presidente del sexenio gris, pensando quizás en el riesgo de que le suelten algunos periodicazos, y nada más, pues ya se sabe que los grandes desfalcos a cargo de políticos no son objeto de pesquisa judicial, a menos, claro, que el indiciado haya perdido el favor de sus protectores.

Si el borrachín que “gobierna” Jalisco, miembro prominente del PAN, regala dineros públicos a ministros del culto católico, las autoridades judiciales no proceden contra él, entre otras cosas porque están a sus órdenes. Y si a Marco Antonio Adame Castillo, gobernador panista de Morelos, se le señalan ligas con el narcotráfico, destituye a funcionarios menores y algunos gendarmes para evitar la chamusquina, pues la autoridad federal a la que toca investigar el caso depende del gobierno federal, que es también del PAN, y por si alguien lo dudaba, ahí está el celestinaje de Germán Martínez, líder de los azules, que puso al señor Adame como ejemplo de buen gobernante (je, je).

Los perredistas, fieles a su costumbre —¿o hay que decir “a su cultura”?—, ya se agarraron del chongo en Zacatecas, donde se lanzan obuses de materia fecal con la intención de descalificarse, pues por un lado están la gobernadora Amalia García y su hija, y por otro la familia Monreal, ambos bandos empeñados en mantener el control de la entidad, pese a que a la mandataria le toman una prisión y en la refriega se libera a medio centenar de delincuentes, mientras que en una propiedad de la familia Monreal se halla una gran cantidad de drogas.

Por el lado del PRI no andan mejor las cosas. Durante su sexenio, el gobernador de Veracruz se ha sacado dos veces la lotería y sus gobernados ya no se lo creen. Los adversarios políticos del suertudo mandatario aprovechan la inconformidad y el descrédito del Ejecutivo local y despliegan una tenaz campaña de videos en internet, pero el asunto no tiene consecuencias legales.

El problema es precisamente ése: que escándalos van y escándalos vienen y no pasa nada, porque todo el mundo tiene cola que le pisen y es preferible el disimulo y la complicidad que abrir la caja de Pandora de las acusaciones cruzadas, la investigación en serio y la persecución real de los políticos delincuentes.

El sistema electoral mexicano ha tenido innumerables reformas en los últimos 32 años. Desde siempre sirvió para proteger el monopolio del PRI hasta que en 1994, ante la irrupción de la guerrilla chiapaneca y el salinato acogotado por los crímenes políticos, tuvo que aceptar la ciudadanización del Consejo General del IFE —y sólo de ese órgano— para dar alguna apariencia de imparcialidad.

A partir de aquel año las reformas han sido recurrentes, pero los resultados distan de ser satisfactorios. Primero destituyeron en forma grosera a los consejeros ciudadanos elegidos en 1994 y establecieron un sistema tripartito de cuotas que benefició al PRI, el PAN y el PRD. En 2003 los amarillos se quedaron fuera de la jugada y el PAN y el PRI se comieron solos el pastel, con los resultados de 2006 que tienen dividido al país y sin credibilidad al gobierno federal. Luego le dieron al PRD atole por vía digital con la destitución del consejero presidente del IFE y la remoción escalonada de los demás, que por cierto todavía son mayoría en el Consejo. Pero ni los de antes ni los de ahora sirven para maldita la cosa, como lo prueba su impotencia o su falta de agallas para combatir la guerra sucia por internet.

La más reciente reforma electoral institucionalizó el monopolio de los partidos y quitó toda viabilidad de triunfo a las candidaturas independientes. Tenemos partidos detestables, pero son la única sopa. Nos cuestan una fortuna, sin embargo, debemos seguir costeándolos. Forman una tupida red de complicidades, pero no hay manera de evitarlo. Ese sistema electoral que hoy padecemos es contrario al interés ciudadano y por eso ha tenido tanto eco la propuesta de José Antonio Crespo de anular el voto como protesta. Ése y no otro será el centro del debate en esta campaña.

hum_mus@hotmail.com

Anular o no anular el voto

Primero que nada anular el voto no es igual que no votar, no votar es eso, simplemente no ir a las casillas y dejar que gane quien sea. Anular el voto es ir a la casilla, registrarse y ver que tu boleta sea anulada, ya sea con un tache a toda ella o votando por varios a la vez o alguna otra forma (excepto dejarla en blanco pues entonces el que cuente los votos podrá votar por quien quiera con tu boleta, se que podría ser obvio pero uno nunca sabe).

Y la razón para anular el voto no es otra que la falta de un candidato por el que valga la pena votar. Así de simple, si para ti aquellos que estan compitiendo por un puesto que tu puedes votar no te convencen, entonces anúlalo. ¿Y por que no simplemente no votar? Pues por que al no votar puedes enviar varios mensajes: Todo esta bien para ti asi que da lo mismo quien gane, o todo me vale así que no voto, o para que voto si todo sigue igual. Al anular el voto lo que dices es: Me tome la molestia de ir a votar, asi que me importa lo que pasé, pero tan malas son las opciones que no voté por ninguno.

Una metafora sería como tratar de comprar un departamento, vas a ver muchos, revisas que ofrecen y si te ayudarán en el futuro, si se ajustan a tus necesidades y son realistas, y te encuentras con que o estan en franca descomposición, o te venden tablaroca y pisos falsos como si fueran concreto, o que sus soluciones a tus necesidades son irreales como que no te dan agua, y no les alcanza para ponertela, pero que te la van a pagar para que tu la compres, claro solo esta la promesa, o que estan infestadas de ratas y su solución es darte una pistola para que les des pena de muerte aún cuando ni puedes atraparlas, eso sin contar la de animales inocentes que morirán cuando te equivoques y te equivocarás mucho por que ademas es un lugar obscuro y sin luz, pues la compañia que te la debe dar esta más llena de ratas que el departamento. En fin que al final no puedes decidir por que todos los lugares apestan. Se que es muy poco el ir y decirles, ninguno me convence, todos son un asco así que no compro ninguno, y que seguro es no les afectará mucho, pero al menos es un llamado de atención.

Ahora yo ya había escrito un post donde decía "Yo anularé mi voto" y los invitaba a hacer lo mismo. Si bien muchos han apoyado, otros han hecho todo lo contrario:

Anónimo dijo...
no seas ignorante a los politicos crees que les va a importar que alguien sin educacion como tu no acuda a votar por gente como tu las cosas estan asi por apaticos como tu

Anónimo dijo...

y la gente hostil que se deja llevar por tontos como tu

¿Saben? Es increible como se escuda la gente para atacar e insultar sin fundamento en base al anonimato.

Aparte también hay quien dice que Anular tu voto es como jugar al maratón y querer que gane la ignorancia pero es que la cosa no es que apoyes a alguien con tus ideas o busques quien te represente mejor y sus propuestas sean mejores en tu opinión. La cosa es que los partidos politicos han demostrado con creces que no les importamos, que lo único que buscan es el puesto que ocuparán por tres o seis años y no les importa hacer lo que sea para conseguirlo, ya sea negociar con narcos, venderse a empresarios, hacer alianzas con enemigos o regalar cubrebocas que no filtran virus para dar la imagen de ser buenos.

No importa cuantos comerciales hagan, o cuanto nos inviten a votar, la verdad es que votes por quien votes, cuando haya un ganador, el ganador solo va a vivir de su sueldo y votar lo que diga su partido, y lo que diga su partido no obedecerá a un interés social sino a intentar joder al enemigo y ganar más votos el próximo periodo de elecciones. Cualquiera que lo analice un poco puede ver que ese ha sido el comportamiento de los partidos los últimos años.

Ricardo Alemán lo resume fácilmente en su columna del El Universal:

"En el fondo parece que México inventó una nueva concepción del Estado —el Estado al revés—, donde el gobierno coloca montañas de dinero en los bolsillos de los partidos y en la organización de las elecciones —para que los ciudadanos elijan a quienes crearán las leyes para resolver los grandes problemas—, pero al final de cuentas ni el gobierno ni los representantes populares cumplen con su trabajo. ¿Por qué? Porque sólo está en juego la lucha por el poder, no la razón de ser del Estado, que son los ciudadanos: la preservación de sus derechos, libertades, vida y sus bienes. Todo eso es la razón de ser del Estado."

Y es entonces que encuentro valido anular el voto, no como única medida, sino como una más para demostrar la inconformidad y el hastio que tenemos de nuestros gobernantes. Y ese es un punto muy importante, no debe ser la única acción, por el contrario debe ser sólo una más de todas las que hagamos para cambiar a mejor. Hay quienes marchan, hay quienes dicen "si no pueden renuncien", hay quienes se organizan con los vecinos para protegerse mutuamente, hay quienes realizan vigilancias, hay quienes denuncian a corruptos, hay quienes educan a su familia para que no consuman drogas, no roben, no participen en la corrupción. Cada quién elige como luchar por mejorar su entorno, anular el voto sólo es una forma de mostrar inconformidad, y una bastante efectiva si ha llegado a un periodico de tiraje nacional y obligado al IFE a hacer sus comerciales promoviendo el voto.

Lo que me lleva a responder a los que me dicen ignorante y que apuesto por más de lo mismo al anular mi voto: ¿Votaron por el PAN en el 2000? ¿Votaron por el Peje o por Calderón? ¿Cambió algo?¿Sirvió su voto? Sea el PRI, el PAN o el PRD quien gane la mayoria no van a velar por nosotros, sino sólo por sus intereses, los demás no los menciono pues su fuerza es tan pequeña que lo único a lo que aspiran es a ganar suficientes votos para mantenerse como partidos y así recibir dinero del IFE.

Y vean que se han blindado para ser intocables: Ahora son los partidos quienes dirigen al IFE cuando debería ser al revés, ahora dominan tiempos en televisión para ver si repitiendo su mismo mensaje millones de veces convencen a alguien, ahora es muy dificil que nazca un nuevo partido pues ya es mucho con los ya existentes para repartirse el pastel, no se dejen engañar, el voto es nuestra única arma, y al votar por uno le das esa arma a un borrego más de un partido que no vera por tí. El anular el voto no es por indiferencia ni por ignorancia, es por que ningún candidato vale mi voto.

Como despedida vean esta encuesta del periodico la Jornada: Este 5 de julio cambiaremos a los 500 Diputados Federales. Al día de hoy ¿a quién piensas dar tu voto para que te represente en el Congreso Una gran mayoría anulará su voto.

Tomado de La Mitocondria Voladora

jueves, 21 de mayo de 2009

¿Por qué es necesario votar?

Durante décadas nos hemos acostumbrado (al) "ahi se va", total siempre ganan los mismos, los partidos hacen siempre lo que quieren, mi voto útil se convirtió en inútil, vote por un partido y resulto peor, mi voto no vale.

Tenemos la obligación y el derecho a decidir por quien votar, pero también tenemos el derecho a que nuestro voto se anule. ¿De que sirve un voto anulado? ¿De que sirve levantarme un domingo para ir a anular mi voto? ¿Por qué votar, si de cualquier manera mi voto no contará?

Hoy más que nunca debemos levantarnos el domingo 5 de julio, ir a la casilla que nos toca, formarnos y utilizar el poder que concede nuestro voto, un voto anulado no puede usarse para un partido, no puede utilizarse para una candidato no deseado. Un voto anulado nos permite mandar un mensaje a los partidos políticos del país, y decirles: Señores no confió en ustedes, o se ponen a trabajar o seguiré votando en contra de ustedes.

Muchos de ustedes pensarán que esto no arregla la situación, que de cualquier manera los partidos reciben grandes cantidades de dinero en estas campañas, que de cualquier manera no habrá cambio, que no escucharán que estamos inconformes con todos los partidos. Pero un día nuestra voz se de inconformidad se escuchará, hagamos un voto útil anulándolo, que se enteren que no creemos en ellos, que se pongan a trabajar y entonces, solo entonces votaremos por algún partido.

No tengamos miedo, no tengamos flojera, nuestra voz se escuchará si somos muchos los que anulamos las boletas. Vota por Chespirito, por Chabelo, por tu mamá, por ti mismo, anula tu boleta, digamos NO al abuso de los partidos políticos.

Tomado del blog Las tres y un cuarto



ESTE PRÓXIMO 5 DE JULIO YO VOTARÉ, ASISTIRÉ A LAS URNAS.

Porque quiero un real cambio para mi país.
Porque estoy convencido que México puede cambiar si empezamos a cambiar nosotros mismos.
Porque quiero oportunidades reales de crecimiento personal, profesional y económico para toda la Sociedad.
Porque creo que si participo democráticamente puedo expresarle al Gobierno lo que siento y pienso, entonces haciendo uso de mi responsabilidad cívica escribiré en la boleta todo aquello que la clase política en este país no representa y por lo cual nosotros los ciudadanos hemos sido pasivos y no hemos luchado por tenerlo, entonces:

Votaré por Salud.
Votaré por Educación.
Votaré por una Sociedad con mayor acceso a la participación pública con propuestas reales sin condicionarse a formar parte de algún partido político.
Votaré por Honestidad.
Votaré por mayores ingresos económicos para todas las familias.
Votaré para que nuestros representantes políticos ganen y remuneren de acuerdo a su capacidad política y a sus resultados. Es decir, si quieren sueldos de ejecutivos, que trabajen como tales.
Votaré por una sociedad más emprendedora, más proactiva, más inteligente, más pensante, más independiente.
Votaré para que en las campañas electorales no se contamine de más con tanta basura electorera.
Votaré por la rendición de cuentas.
Votaré por la disminución de representantes públicos, se me hacen demasiados para tomar las mismas decisiones.
Votaré CERO TOLERANCIA ante la impunidad, la corrupción y las partidas secretas.

Porque ya estoy cansado de PAN-PRI/PRD CON LO MISMO. El PRI viene ahora a poner cara de niño arrepentido diciendo que PRIMERO ESCUELAS, PRIMERO MÉXICO... ¿Cuánto tiempo tuvieron para que todo eso fuera PRI-MORDIAL? ¿Casi un siglo? El PAN ya demostró ser más de lo mismo, con la misma guerra sucia y mismas políticas del pasado aparato gubernamental fallido, obsoleto y corrupto. EL PRD que se propone como partido del cambio, cuando en sus elecciones internas roban boletas, se golpean unos a otros y se acusan de corrupción. Primero que se cambien ellos mismos y se pongan de acuerdo. Los demás partiditos, los típicos que se conforman con los millones de pesos que les da el IFE para "subsistir" adaptan sus propuestas de acuerdo a la coyuntura política del país.

Muchos de ellos se valen de figuras públicas para hacerlos "sus candidatos" sin tener siquiera un perfil político. Ana Guevara, Carlos Hermosillo, Fernando Platas, entre otros...

"No participo en el juego donde tú justificas tu representación con mi voto y haces lo que el partido te ordene, vivimos en una democracia donde no tenemos representación". Denise Dresser, en su opinión sobre anular el voto, ella sugiere escribir en la boleta electoral con letras grandes “ASÍ NO”.

Alberto Vale

martes, 19 de mayo de 2009

Partidos, ¡vergüenza nacional!

El tema de mi artículo ¿Usted piensa votar? (La Jornada 17/4/09) mereció un inusitado número de comentarios que demuestran la preocupación por las próximas elecciones y el desencanto con nuestro sistema político. Una cosa quedó clara: ninguno de los lectores confía en los partidos, lo cual destruye el valor de nuestra democracia. Casi nadie confía en el Instituto Federal Electoarl (IFE), antiguo bastión del sistema electoral que permitió la alternancia en 2000. En los 42 comentarios que se subieron a la página digital de La Jornada, y en los nueve recibidos directamente en mi correo electrónico el día de la publicación, casi todos los lectores estuvieron de acuerdo con la inutilidad de ejercer el voto el próximo 5 de julio.

Pero hubo diferencias importantes en la forma en que cada uno planea protestar. Algunos, como yo, optaron por no acudir a las urnas. Otros han creado blogs invitando a no votar o anular las boletas, conscientes de que la abstención deja el camino abierto a las decisiones del voto duro. Muchos, sin embargo, impulsados por un respetable deber cívico, pero sin dejar de protestar por el lamentable estado de nuestro gobierno y del sistema político, se disponen a anular la boleta escribiendo leyendas contra los políticos o los partidos. (Un lector anunció que después de registrarse en la casilla destruiría la boleta, lo cual constituiría un delito.)

Las leyendas propuestas para anular el voto reflejan la frustración ciudadana con un país que nueve años después de la alternancia continúa trastabillando en la oscuridad. Varios lectores recomendaron que las leyendas fuesen respetuosas. Uno, al menos, anunció que cruzará la boleta con una frase que resume todo: ¡clase política desvergonzada!

Al día siguiente de la aparición de mi artículo, Milenio (18/4/09) publicó una nota con el resultado de la Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas 2008 (ENCUP) de la Secretaría de Gobernación. Las cifras hablan por sí solas. ¡Sólo 4 por ciento de la población mexicana confía en los partidos políticos!, y mientras 31 por ciento tiene confianza en el IFE, 66 por ciento no considera que las elecciones sean limpias. En ese orden de cosas vale preguntar: ¿qué son y para qué sirven los partidos políticos? ¿Para qué sostener con fondos públicos instituciones en las que nadie confía? Es ofensivo hacerles el juego a mafias disfrazadas de partidos políticos, que operan redituables empresas destinadas a preservar poder, privilegios personales y ganancias espectaculares. ¿Usted apoya la existencia de partidos familiares? (me refiero por supuesto al del niño verde). ¿Está de acuerdo en que existan partidos propiedad de una lideresa magisterial que se adueñó de un partido confeti (Panal), y tiene una garra de halcón encajada en el corazón de cada uno de los dos principales partidos políticos nacionales?

Hace dos años, en un artículo titulado Partidocracia: república del cambalache (La Jornada, 28/12/07), expresé que la partidocracia que padecemos es una oligarquía: una forma impura de gobierno en donde unos cuantos rigen en beneficio propio. Hoy, más que nunca, confirmo esa creencia. No se sorprenda. La oligarquía es la forma de gobierno que tuvimos con el PRI, aunque ahí los oligarcas estaban concentrados como abejas en un mismo panal. Y oligarquía es la forma de gobierno que prevalece hoy, con la diferencia de que el nuevo monopolio del poder se comparte ahora entre grupos de diversos partidos.

¿Ideología, valores, principios? ¡Por favor! Se trata de ganar votos con comerciales ridículos en la televisión; comerciales que apelan a nuestro patriotismo, espíritu cívico y orgullo nacional.

¿Qué busca el PAN en la próxima elección? Ganar para continuar gobernando en 2012. ¿Qué busca el PRI? Ganar para recuperar la Presidencia. ¿Qué busca el PRD? Ganar para volver a intentar la Presidencia en 2012. ¿Alguien se preocupa por la precaria situación de millones de mexicanos? ¿Quién ejerce el mexicanísimo derecho de palomear candidatos? Según Proceso (No. 1694), en el PAN lo ejercieron desde Los Pinos el Presidente y Germán Martínez. Y en el PRI, además de Manlio Fabio Beltrones y Beatriz Paredes, Carlos Salinas de Gortari (que palomeó candidaturas plurinominales en favor de familiares y ex colaboradores). En el PRD prevaleció la rebatiña. ¿Usted sinceramente cree que los candidatos palomeados por ese reducido grupo de poder vayan a gobernar en beneficio de todos los mexicanos?

En mi artículo sobre la partidocracia mexicana concluí que habiendo desaparecido la ideología y, muertas las propuestas, se desvanecieron las diferencias entre izquierdas y derechas. “Todo es coyuntural: qué me das y qué te doy… un gobierno de toma y daca. La república del cambalache”.

El voto nulo

“Contra el optimismo no hay vacunas”
Mario Benedetti

Nuestro interés en esta ocasión es contestar a varias preguntas que andan de moda en el ambiente, tales como: ¿De que serviría anular nuestra boleta electoral en lugar de abstenerse de ir a votar en los comicios del próximo 5 de julio? Dicen algunos que de nada porque el diseño de la ley electoral en todos los niveles del país -nacional y estatales- están diseñadas para hacer a un lado los votos nulos y sólo contabilizar para efectos de instalar un poder del Estado -de la Federación o de las entidades federativas - aquellos votos que implican un sentido positivo para los partidos políticos en contienda. Efectivamente, el sistema electoral mexicano, como muchos otros del mundo, está diseñado para renovar representantes de los poderes ejecutivo y legislativo, así sea por unos cuantos votos. Votes o no votes; sin embargo, la ciudadanía se pregunta, entonces, ¿Qué puedo hacer con mi voto? ¿Me abstengo? ¿Voto por las únicas opciones que me propone la partidocracia? ¿Anulo mi voto? ¿Puede mandar mensajes a la partidocracia no obstante que mi voto se anule? ¿Servirían de algo esos mensajes?

En ese mar de cuestionamientos es que ha ido creciendo la tendencia de un buen número de ciudadanos del país acerca de la conveniencia de anular su voto. En lo personal creo en la conveniencia de anularlo mediante el uso de la boleta electoral mandando sendos mensajes al régimen. No es casualidad que a ese respecto estén sumadas voces como las de José A. Crespo, quien en Horizonte político / 15-Abr-2009 / Excélsior escribió el artículo “El “no voto”: ¿esfuerzo inútil?”. En el mismo, afirma que en “el número de abril de la revista Nexos se hace una reflexión plural sobre si conviene votar o no en las actuales circunstancias. Una de esas reflexiones la hace José Woldenberg (Gesto inútil), a quien mucho aprecio y respeto. En lo que hace a la discusión sobre las razones de votar o no votar en estas elecciones o, más aún, como él mismo lo pone, si tiene sentido abstenerse, mi postura es que, a partir del comportamiento de todos los partidos en los últimos años, se puede concluir que no hay diferencia sustancial entre ellos. Y que los ciudadanos que así lo sientan (no sabemos cuántos son) pueden expresar ese rechazo y ejercer una presión sobre los partidos anulando el voto (aunque muchos, al parecer, no quieren ni siquiera concurrir a la urna)

Dicho lo anterior Crespo hace “dos apuntes: a) Es cierto que un abstencionismo total, por definición, provocaría un colapso de la democracia en vigor. Simplemente no podría instalarse la Cámara baja y se crearía una crisis política y constitucional. No es eso lo que se busca (…) El cálculo es que hay un buen número de ciudadanos que sí tienen una preferencia partidista o están dispuestos todavía a votar por el “mal menor” (las encuestas calculan entre 30 y 40 %), por lo cual, aun con una elevada abstención, no habría colapso. b) Me parece menos riesgoso institucionalmente, en lugar de abstenerse, presentarse a la urna y anular el voto, con el fin de reproducir en lo posible lo que en muchas democracias se conoce como “voto en blanco”, para lo cual existe ahí un recuadro específico en la boleta. Se estaría emitiendo un “voto de castigo” a todos los partidos, sin rechazar de plano a todas las instituciones.

Pero la ley electoral, ya lo hemos dicho, es un traje a la medida por lo cual la anulación y abstención totales son casi imposibles con las actuales reglas electorales. Dice Crespo que si “la abstención, junto con el voto nulo, son excepcionales, pero no totales, no habrá colapso, mas los partidos recibirán el mensaje del amplio malestar (en el lenguaje que sólo parecen entender) y, quizá -la cursiva y negrilla es de su servidor-, actúen en consecuencia (haciendo reformas que permitan compartir en medida suficiente su poder con los ciudadanos, reduciendo también sus insultantes privilegios, llamando a cuentas a sus infractores, etcétera). No se trata tampoco de prescindir de los partidos (“que se vayan todos”), sino de mejorar la representación.

En mi opinión, después, de las reflexiones leídas, lo más viable y efectivo, sería utilizar la boleta electoral para mandar sendos mensajes a la partidocracia en el espacio hipotético del “cuadro en blanco” como el de creación de nuevos municipios, nuevos Estados de la Federación, rechazo a cierto pago de impuestos: IETU, Tenencia Vehicular, o ir por la deducibilidad de colegiaturas, el seguro del desempleo, la revocación de mandato, el referéndum, etc. etc., aún y cuando esto signifique para muchos la anulación del voto en términos del artículo 277 del Código electoral vigente -Cofipe-. Todo con la esperanza de que esos mensajes queden registrados y asentados debidamente en las formas aprobadas por el Consejo General del Instituto Federal Electoral para la próxima elección y sobre todo para trascender al abstencionismo inútil. ¿No cree usted?

Tomado de Parlamento Ciudadano
Francisco Velasco Zapata

lunes, 18 de mayo de 2009

Hará el IEDF una campaña paralela para contrarrestar el abstencionismo: Zavala

El Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF) acompañará las campañas de candidatos a diputados locales y jefes delegacionales que arrancan este lunes en la ciudad, orientada en su caso a reducir el porcentaje de abstencionismo el día de la votación.

Beatriz Claudia Zavala Pérez, consejera presidenta del órgano electoral, advierte que la tarea es complicada porque al hecho de ser una elección intermedia, en la que se reduce la participación del electorado en una proporción de hasta 50 por ciento, según los resultados de anteriores comicios, se suman otros factores que sin duda aumentarán este margen: la crisis económica y la emergencia sanitaria por el brote de influenza A/H1N1.

En entrevista con La Jornada, la funcionaria electoral dijo que se está trabajando en un estudio para conocer el impacto que tendrán en conjunto estos elementos en el ánimo de la ciudadanía para acudir a las urnas.

“En la última estadística que tenemos registrada, la edad de las personas donde se da el mayor abstencionismo es en jóvenes de 18 a 25 años, entonces nuestras estrategias están también encaminadas hacia ese núcleo de población para llamarlo a emitir su voto, que vengan con confianza, que participen con las autoridades porque finalmente es el momento de decisión, de ejercer la soberanía que la constitución nos otorga a cada uno de nosotros como ciudadanos”, explicó.

Insiste por ello en llamar también a los electores a no hacer eco de aquellas voces que proponen la anulación del voto para expresar su rechazo al conjunto de los partidos políticos, porque al final, el voto se traduce en decisiones: “el voto hace realidad ese artículo y ese principio constitucional que dice que la soberanía reside en el pueblo. Es en las urnas donde el ciudadano decide y en su caso premia o castiga lo que él ha percibido del desempeño de los representantes que ha decidido anteriormente”.
Y con este principio, premiar y castigar, advierte sobre las polémicas declaraciones de ex presidentes y la publicación de libros en los que se ataca a la clase política, elementos que pueden servir a los ciudadanos para, “con mayor ahínco”, ir a ejercer su derecho al voto tomando conciencia de que si de verdad consideran que debe haber un cambio, la única manera de lograrlo es acudiendo a las urnas.

Por lo que hace a la participación del IEDF como árbitro del proceso, Zavala Pérez aseguró que los ciudadanos pueden estar seguros de que el órgano electoral resolverá y, en su caso, sancionará todas aquellas conductas que se consideren infracciones a la norma en que incurran los partidos políticos y los candidatos, y recordó que los mismos ciudadanos están legitimados para denunciar dichos actos.

Recordó además que estas campañas tendrán algunas nuevas reglas, como la contratación a partir de un catálogo de proveedores de bienes, servicios y arrendamientos; el uso de materiales biodegradables en la propaganda y medidas más estrictas de fiscalización a los que deberán ceñirse los partidos políticos.

Anula tu voto

Para políticos nulos… un voto nulo

Me encuentro, en diversos portales, mensajes y blogs de internet, varios ciudadanos y organizaciones que convocan a anular el voto o abstenerse en estos comicios intermedios, no siempre por idénticas razones, pero sí parecidas. Usan distintos lemas, frecuentemente creativos. Una especie de campaña underground que contrasta con la del IFE que exhorta a votar por algún partido. El Instituto asocia el voto por algún partido como la vía de cambio. Muchos pensamos, en cambio, que, en las actuales condiciones partidocráticas, un alto nivel de participación efectiva (por uno u otro partido) sería un factor de inercia y estancamiento, al validar a los partidos en su actual ruta. Uno de esos movimientos por el “no voto” utiliza el lema: “Un voto anulado dice más”, con el evidente propósito, no sólo de protestar a nivel individual contra todos los partidos (por no resultar convincente ninguno), sino hacerlo masivamente y que al menos quede constancia de la magnitud de dicha inconformidad.
Otro movimiento se denomina, de manera no muy rebuscada, “Yo anularé mi voto”, cuyos promotores sintetizan el sentir de muchos ciudadanos, que refleja una fuerte crisis de representación política: “Cada tres años (los partidos) llaman al pueblo a las elecciones. Despilfarran cuantiosas sumas del erario en campañas y encuestas para convencernos de darles unos minutos en las urnas; porque es a unos minutos que se reduce nuestra participación. Lo más absurdo es que nuestro voto es indispensable para que esta clase política usurpe nuestros derechos democráticos… Por eso no votaremos por ellos este 5 de julio. No seremos cómplices de su impunidad”, dicen ahí.
Otro movimiento, en Jalisco (desconozco si también está extendido a otras entidades), se denomina: “Para políticos nulos, un voto nulo”. El título lo dice todo. Hay también blogs especiales en torno a este tema, como lo es anulomivoto.blogspot.com. Ahí los participantes discuten si votar por algún partido político, el de su preferencia, el “menos malo”, o uno al azar, con tal de votar. O bien si es válido no sufragar por ninguno. Y, en otro plano, se debate si estratégicamente conviene más abstenerse o concurrir a la casilla y anular el voto. Se dan evidentemente razones en uno y otro sentidos. Los inconformes con los partidos reclaman su derecho a protestar contra el sistema de partidos (y, a veces, también contra el electoral). Y debaten cuál de esas expresiones, la abstención o el voto nulo, puede presionar más eficazmente a los partidos para que realicen reformas que incluyan en mayor medida a sus “representados”. También, se discute si el “no voto” (en cualquiera de sus dos expresiones) es un derecho, como parte de la libertad de votar (la cual implicaría también la de no votar). Yo así lo creo. Algunos polemistas en ese debate dicen que no es obligatorio votar por algún partido (como los “participacionistas” quieren). Dicen que eso es como elegir entre morir en la horca o en la guillotina. Quienes prefieren anular el voto insisten en que no se desea mandar el mensaje de la apatía (como comúnmente se interpreta la abstención), sino de rechazo activo y deliberado a todos los partidos. Concuerdo con ello. Es lo que suele llamarse “abstencionismo activo, o cívico”, pero que fácilmente puede confundirse con el abstencionismo apático o indiferente, si no se plasma en una boleta anulándola con claridad. Nuestra legislación no contempla el “voto en blanco”, como sí existe en varias democracias, es decir un espacio, en la boleta, especial para quien quiera votar por “ninguno”, en cuyo caso no tacha toda la boleta, sino sólo ese espacio creado como una opción legítima, una posibilidad de la libertad de votar. Habrá que empujar que en adelante se incluya ese derecho (que en general, aún los “participacionistas” reconocen como menos perjudicial institucionalmente que sólo abstenerse de ir a las urnas).
Un ciudadano abstencionista expresa, por su parte: “Se trata de no votar, no de anular el voto: un voto anulado brinda legitimidad al sistema, dado que, en las cuentas finales, gane quien gane, sin importar con cuántos votos, lo habrá logrado con un índice significativo de votos emitidos. La lección que requieren los partidos y los candidatos es que, si resultan elegidos, sea con un índice extremadamente reducido de emisión de votos: que quede claro que sabemos que no representan a nadie, más que a sus respectivos intereses”.
Por su parte, el Movimiento Segunda Generación promueve la anulación del voto en lugar de la abstención: “Si dejamos de votar, el gobierno cree que los ciudadanos no estamos interesados en las elecciones, si anulamos el voto mostraremos inconformidad con los candidatos; siendo ésta una democracia, tenemos el derecho de decidir no votar por nadie, dado que nadie nos convence”, asegura su líder, Gabriel Hinojosa, cuya campaña se denomina “Tache a Todos”. Y un ciudadano que coincide con ello, argumenta: “En vez de ser un ciudadano irresponsable que no cumple con sus responsabilidades sociales, este año ejerceré mi derecho a votar y cumpliré con mis responsabilidades sociales, anulando mi voto”. Yo coincido con esta óptica, pero seguramente muchos otros inconformes con los partidos no lo vean así, por lo cual es probable que el abstencionismo sea superior al índice de votos nulos. Sería interesante y conveniente que el IFE, en su empeño por abatir el abstencionismo, informara también a la ciudadanía la posibilidad de participar sufragando por un candidato no registrado, que es equivalente a anular el voto, algo aceptado por nuestro sistema electoral como legal y legítimo, pues incluso la boleta reserva un espacio para dicha opción. A menos, claro, que el IFE esté al servicio de los partidos, y no de la ciudadanía, que merece y requiere la información completa antes de tomar su decisión.
Sería interesante que el IFE informara también a la ciudadanía la posibilidad de sufragar por un candidato no registrado.

José Antonio Crespo
Excélsior

¿Usted ve alguna salida?

“Lo que es yo, por mi parte, no la veo. Hay gente que entiende lo que está pasando, pero se limitan a lamentarlo. Falta pasión, ese es el secreto de este gran globo democrático en que nos hemos convertido. Durante varios lustros hemos sido serenos, objetivos, pero la objetividad es inofensiva, no sirve para cambiar el mundo, ni siquiera para cambiar un país de bolsillo como éste. Hace falta pasión, y pasión gritada, o pensada a los gritos, o escrita a los gritos. Hay que gritarle en el oído a la gente, ya que su aparente sordera es una especie de autodefensa, de cobarde y malsana autodefensa. Hay que lograr que se despierte en los demás la verguenza de sí mismos, que se sustituya en ellos la autodefensa por el autoasco. El día que sientas asco de tu propia pasividad, ese día te convertirás en algo útil.”

Mario Benedetti
“LA TREGUA” (Montevideo - 1960)

domingo, 17 de mayo de 2009

"Contagio" en los comicios

La influenza A H1N1 ha cambiado tanto el rumbo y las estrategias aplicadas en las escuelas, en los restaurantes y en los centros recreativos, como la forma de hacer campaña en tiempos electorales.

La imaginación de los candidatos y partidos da para todo, lo mismo para instalar una maquiladora en la que se fabriquen los cubrebocas que va a regalar el candidato a gobernador del PRI en Querétaro, que para contratar un call center que difunda por teléfono un mensaje que explica las medidas preventivas para evitar los contagios y que termina con un: “El PVEM al cuidado de tu salud.

O para enviar correos electrónicos de candidatos del PAN con una dirección que copia el nombre del virus y hasta para promover a un aspirante priísta a alcalde con el reparto gratuito de antigripales a punto de caducar.

Es la influenza en tiempos de elecciones. Y nadie se salva, ni los que la critican, ni los que realizan actos masivos de campaña y se saludan de mano y beso, como los candidatos del PT, Porfirio Muñoz Ledo y Jaime Cárdenas, en el Ángel de la Independencia, pues todo su proselitismo giró en torno al nuevo virus.

Politólogos e investigadores advierten que este tipo de oportunismo político puede ser contraproducente y lo único que puede generar son críticas de la sociedad.

Alberto Aziz Nacif, politólogo del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores de Antropología Social, considera que el uso de programas de salud es un recurso muy gastado y crea desconfianza en la ciudadanía.

En los nuevos tiempos que vive el país, la entrega de despensas, materiales de construcción, equipos y ahora hasta cubrebocas y geles antibacteriales, no reditúa en votos.

Incluso, reitera el experto, los candidatos de los diferentes partidos políticos corren el riesgo de quedar como oportunistas ante la ciudadanía.

El oportunismo en temas de salud no es nuevo. Es un rubro al que suelen recurrir con frecuencia los políticos, al grado de que las medidas que empleaba el Partido Revolucionario Institucional en el pasado ahora son usadas por sus opositores.

El Seguro Popular, las caravanas de la salud, el Seguro Médico para una Nueva Generación, las estancias infantiles, son ejemplo de cómo los partidos políticos, como el PAN y el PVEM, han comenzado a usar como “botín político” para atraer votos en las elecciones del 5 de julio.

Como parte de su estrategia de campaña el PAN promueve directamente el Seguro Popular como una de las “acciones del gobierno de Calderón” y con espectaculares con una leyenda que menciona: Acción es apoyar la economía de millones de mexicanos con el Seguro Popular.

Eso sin contar con que en julio del año pasado, el gobierno federal recurrió a distintas figuras del deporte para aumentar la afiliación de personas al Seguro Popular en las zonas más pobres del país, al estilo de los “viejos gobiernos priístas”.

Y que entre los deportistas que promovieron la afiliación al Seguro Popular, mediante la campaña denominada Seguro Popular + Deporte = Vivir Mejor participaron atletas como el clavidista Fernando Platas, quien es ahora candidato a diputado por el PAN.

Es triste y riesgoso que la discusión de los programas sociales se desarrolle en torno a quienes los hicieron, afirma Rogelio Gómez Hermosillo, presidente de la organización Alianza Cívica y coordinador del Programa Oportunidades.

Y es que, destaca, los programas sociales y de salud, en una sociedad democrática, son un derecho y no una dádiva.

Al respecto, Gustavo Leal, profesor-investigador del Departamento de Atención de la Salud de la Universidad Autónoma de México, Xochimilco, considera que el uso de programas de salud con fines proselitistas puede traerles un efecto negativo en votos.

Desde su perspectiva, que un candidato salga a la calle y regale cubrebocas o señale que su partido impulsó determinado programa de salud son recursos muy gastados y de bajo aprecio por la ciudadanía.

El investigador afirma que los partidos usan de manera descarada los programas de salud y los patentan, como si fueran de ellos, cuando son acciones de gobierno puestas en marcha con recursos públicos.

Recuerda que el condicionar un programa social directamente por votos es un delito, pero los candidatos de los partidos políticos hacen caso omiso de esto.

Ruth Rodríguez
El Universal

Esto se llama oportunismo político

Amables lectores, ¿que hay de raro en esta imagen?

Esta foto de El Norte enmarca la noticia de que el PAN acusa al PRI de realizar áctos vandálicos afectando sus promocionales.

Pero, veamos el panorama. Por ejemplo, ¿si yo fuera a rayar una pared de los Rayados, me pondría especificamene mi playera de Tigres para ello…?

Pero su opinión, es la que cuenta…

Enlace: Acusa AN a Abel de dañar propaganda

Tomado de reigioblogs.com

jueves, 14 de mayo de 2009

Anula tu voto

En las pasadas elecciones federales del 2006, quedó de manifiesto que más del 40% de los electores no juzgaron apropiado ir a las urnas a emitir su sufragio. Si a esto agregamos que más de 1.2 millones de votos fueron nulos o por candidatos no registrados, nos damos cuenta que cada vez más electores NO ENCUENTRAN OPCIÓN verdadera para que represente sus intereses en el gobierno.
Estamos rehenes de la dictadura de los partidos políticos, ya que si el elector NO se siente representado por alguno de los candidatos a los puestos de elección popular, no tiene opción para proponer a alguien. Peor aún, si algún ciudadano quiere aspirar a un puesto de elección popular, tiene que pertenecer a un partido político.
Manifestemos nuestra inconformidad con la Dictadura de los Partidos Políticos en México y salgamos a las urnas este 5 de Julio para ANULAR TU VOTO.
En otros países del mundo ya se han hecho campañas de este tipo para hacerle ver a la clase política el descontento del pueblo.

¿Cómo Anulo Mi Voto?

Un voto nulo es aquel que se deja en blanco, que tiene más de una opción marcada, que tiene una cruz grande a todo lo largo y ancho de la boleta, que tiene escrito texto, etc.
Así que puedes anular tu voto de cualquier forma de las anteriores, pero es preferible NO dejarlo en blanco, ya que se puede prestar a que alguien vote por ti.

¿Porqué Ir a las Urnas si No Voy a Votar por Algún Candidato?

Es importante la participación ciudadana para hacerle ver a la clase política que NO estamos de acuerdo con NINGUNO de ellos.
El voto es el único medio que tenemos los ciudadanos comunes para hacernos escuchar. Hagamos uso de este medio para hacer ver nuestra inconformidad. Si nos quedamos en nuestras casas y no votamos, los políticos creeran que estamos deacuerdo con el resultado.
Recordemos en 1976 José López Portillo fue el único candidato a la presidencia. Bastaba un voto para que fuera presidente, pero ello no quería decir que la gente estuviera de acuerdo.
Hagamos nuestra parte y participemos anulando nuestros votos MASIVAMENTE.

Fuente: www.anulatuvoto.org.mx

Tache al miedo

La anulación del voto

En las últimas semanas a nivel nacional ha surgido una corriente promotora de anular el voto en el próximo proceso electoral, como un rechazo a los gobiernos actuales y a los partidos políticos.

En Sonora el eco ha sido menos y en Hermosillo algunas voces muy identificadas en la radio también proponen y promueven esa anulación del voto.

El tema es muy discutible porque por un lado no debemos renunciar al derecho de elegir a nuestros gobernantes, y por el otro no podemos negar que las condiciones actuales no son precisamente muy alentadoras para acudir a las urnas.

Normalmente en épocas electorales surgen los mismos comentarios: "para que voy a votar si no sirven para nada, todos son iguales" o "para que voto si siempre ganan los del PRI o los del PAN".

Esos simples comentarios reflejan, aunque resulte doloroso, una clara desconfianza a los gobernantes y un alejamiento verdadero de los partidos políticos, chicos o grandes.

Los ciudadanos que se abstienen de emitir su voto no dejan de tener razón, desde luego, pero no creo sea el mejor camino para lograr verdaderos cambios en este país.

Algunas voces en Radioperiódico de Fausto Soto Silva, en la DM, consideran que a menos votos menores serían las prerrogativas de los partidos en un futuro.

De eso no estoy tan seguro porque la distribución de recursos se sustenta en el porcentaje de la votación total, no en el número de votos, pero además, las organizaciones políticas de cualquier manera buscarían la forma de mantener esas prerrogativas que por Ley les concede el Instituto Federal Electoral.

Debemos recordar que los tres partidos mas influyentes, PRI, PAN y PRD, tienen lo que se llama un "voto duro", y ese no cambiará, no se reducirá.

Lo que se discute es el voto ciudadano, aquel que mira a la persona no a los partidos, pero que a últimas fechas se ha sentido desilusionado porque aprecia nada cambia en este país.

Cuando hablamos de las cantidades que cuesta una elección, claro que resulta alarmante, y hasta ofensivo.

Por ejemplo, el IFE gasta poco mas de 34 millones de pesos diarios, es decir alrededor de mil millones de pesos mensuales, al menos en este año electoral del 2009, incluyendo las prerrogativas a las organizaciones políticas.

Y mas ofensivo resulta para una gran parte de la comunidad mexicana el saber existen partidos familiares, cuyos dirigentes viven en la opulencia, a los que se debe sostener con recursos del pueblo, no obstante una parte de ese pueblo vive en la miseria.

Yo me pregunto, ¿le importará eso al Niño Verde y a su séquito de jóvenes y bellas legisladoras?

VOTO DE RECHAZO

En lo personal no estoy de acuerdo en abstenerse de ir votar, sin embargo, creo debería comenzar a tomarse en cuenta el voto del rechazo.

Y mire usted porque: si un candidato gana el cargo de elección con 20 o 25 por ciento del padrón total, que es como ocurre, y si existiera un voto anulado que alcanzara un porcentaje mayor, la decisión popular sería muy clara: rechazo absoluto a los candidatos.

Ante un escenario así, entonces habría que convocarse a una segunda elección, porque en una democracia debe contar tanto el Sí como el No.

En nuestro país únicamente cuenta el voto del Sí.

En términos generales, el abstencionismo es de un 50 por ciento y de ese porcentaje surge un ganador.

El 50 por ciento restante de la población en edad de votar no lo hace en su mayoría por indiferencia, aunque existe un porcentaje que se abstiene por rechazo a todos los candidatos.

La única manera de saber el porcentaje del rechazo sería que la gente acudiera a votar y anulara la boleta. Ese sí sería un rechazo y entonces se podría estar en condiciones de contabilizar a ese sector.

De cualquier manera, considero los partidos políticos deben tomar en cuenta, y muy en serio, esa indiferencia de la gente porque cada vez es mayor la ausencia en las urnas.

Hasta hoy se abstiene de votar, pero podría venir el voto del rechazo y eso sí sería una evidencia de gran inconformidad, la cual existe pero aun no se refleja contundente y públicamente.

Ese voto de rechazo podría ser la mejor manifestación.

Las organizaciones políticas deben demostrarle a la gente que cuando son gobierno saben cumplir sus promesas.

Prometer es lo más fácil; cumplir es lo complicado.

Y mas grave aun, prometer lo que de antemano saben no cumplirán.

Francisco Rodríguez
ehui.com

Convocan a anular voto el 5 de julio

La organización campesina Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas (UNTA) convocó a todos sus agremiados en el país a tachar la boleta electoral del próximo 5 de julio en su totalidad para anular el sufragio, debido a que consideran que ninguno de los partidos políticos ha cumplido con sus promesas.

De acuerdo a Julio Padilla Trujano, dirigente estatal de la UNTA en Morelos, el resolutivo del consejo nacional de esta organización instruyó a sus representaciones en 27 estados de la República para que anulen su voto y a su vez envíen un mensaje para reprobar el gasto oneroso que se les da a los partidos políticos y que podría servir para reactivar el campo.

Según el dirigente estatal, en el país cuentan con más de 120 mil afiliados a esta organización y en Morelos con cerca de siete mil.

Además, precisó que en su resolutivo se les han prohibido a todos los integrantes de esta organización sumarse a la campaña de cualquier partido político y coadyuvar con ello a lo que consideran un saqueo del erario nacional.

Pedro Tonatzin
Excélsior

¿No sería bueno anular el voto en las proximas elecciones, dejando en claro que ningún partido es buena opción?

Si el PRI comienza a ganar elecciones por nuestros votos, el mensaje que estariamos mandando es que no importa cuan corrupto o perverso fue su pasado, que no nos importa toda la gente que mataron, que está bien con tal de tener un partido distinto al que esta ahora en el poder.
Todos son realmente iguales. Ignorantes, farsantes llenos de codicia.
No hay que seguir solapando un sistema supuestamente democrático en donde entre todos los partidos políticos tienen muerta de hambre a la mitad de la población y en la ignorancia y sin empleo a una cantidad apabullante.
Los únicos que se benefician de esta forma de hacer las cosas son ellos y estan dispuestos a hundir al pais, con tal de mantener sus privilegios. Total ellos se largan a Paris y listo.

Tomado de Yahoo Respuestas

¿Anular el voto?

En varias ocasiones he escuchado una posición con la cual me cuesta mucho trabajo estar de acuerdo: anular el voto o abstenerse de votar.

En un país como el nuestro es fundamental que los ciudadanos entendamos el poder que tenemos como electores. El voto no es solamente una boleta tachada o señalada, implica la elección del propio futuro por la importancia que significa el elegir, de entre las opciones existentes, quiénes serán nuestros representantes ante las diferentes esferas del gobierno.

El voto es el principal derecho que tenemos como mexicanos y es la base de nuestro sistema democrático. El quitarnos nosotros mismos la posibilidad de sufragar es un riesgo que nos separa aún más de quienes gobiernan.

Los ciudadanos tenemos como principal derecho (y obligación) escoger a nuestros representantes como parte del sistema democrático que establece la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. En éste, cualquier ciudadano puede participar en política y ser elegible a un cargo de elección popular, mientras se involucre en la vida interna de un partido político, ya que en México no están permitidas las candidaturas independientes.

La omisión de participar en el engranaje democrático e invalidar una oportunidad para premiar o castigar a las distintas opciones políticas que contienden en esta próxima elección, más que una manifestación de ideas, es una aportación a la estadística electoral, ya que al momento de contabilizar votos que no generan una opinión, éstos difícilmente pueden ser utilizados como elemento de presión para los políticos, porque no genera un compromiso directo entre el elector y el candidato.

La legislación electoral establece que un voto se nulifica por un error del elector y, por ser secreto y directo, nunca existe una adjetivación al respecto del porqué fue anulado. Una medida de este tipo sería algo así como contabilizar un número de votos que al final terminarían como boletas desperdiciadas.

Por las mismas características del político, es mucho más efectivo votar por el adversario, y hacérselo saber, que abstenerse por desencanto o desengaño. La caída de popularidad y la pérdida del poder es un elemento que puede presionar en mayor medida, que abstenerse o alienarse del proceso.

En un sistema democrático como el nuestro, los dos valores fundamentales son el elector y su voto, y su decisión es la piedra angular de la integración de las diferentes representaciones que son electas, en el caso de las próximas elecciones, munícipes y diputados.

Llama la atención este movimiento que se está creando para anular el voto o abstenerse. Quienes se encuentran en esta postura, seguramente han analizado a profundidad el tema y ven en esto un importante beneficio social.

Según la nota publicada en el periódico Mural en la sección Comunidad, del día de ayer, quienes apoyan esta postura basan su creencia en que esta medida de presión hará que los políticos entiendan por omisión y que tomen esto como un “rechazo a la forma de hacer política en el país”. Creo que hay algo de inocente en esto, ya que los grupos de poder difícilmente ceden sus espacios por omisión, y los partidos y sus candidatos cuentan con un papel relevante en este juego de poder.

Quien entiende de esto, sabe que el político necesita del poder para subsistir. El poder es la vitamina que lo mueve diariamente y la que le genera seguidores. De igual manera, los partidos políticos tienen el poder suficiente (y las prerrogativas necesarias) para mantener el piso de votación que los hace mantener su registro y ser competitivos durante las elecciones. Incluso les da la posibilidad de tener una estructura que les promueva la participación ciudadana para que logren en mayor o menor medida sus objetivos electorales.

Aunque los márgenes de votación de una elección sean pequeños (o el abstencionismo muy alto), son los votos totales los que dan validez a un proceso electoral. Si bien esto no es lo óptimo en una democracia moderna, tampoco es un caso que no se presente constantemente.

Las elecciones más competidas en nuestro país, difícilmente pasan del 60 por ciento de participación. Esto, cuando el interés de una elección presidencial está de por medio. Aún así, los gobiernos siguen siendo legítimos y gobiernan para quien participó y para quien se abstuvo.

La calidad de los gobiernos se presenta con base en factores distintos a la votación. El voto es la manera inicial de manifestar un acuerdo o un desacuerdo, pero también existe una serie de procedimientos como el plebiscito o el referéndum, donde el ciudadano puede manifestar su desacuerdo ante una ley o una política pública. Con la utilización de este tipo de herramientas, y a través de su acción, es como una sociedad puede reflejar su organización, presionar y defender su interés en la vida política.

Es con la sociedad que se conforma un sistema político y a partir de su participación donde éste se fortalece o se destruye. En palabras llanas, la abstención o nulificación del voto es, como dice el dicho, “el que calla otorga”.

Al final, nuestro país está cambiando muy rápido. Después de tener una compleja situación en el país, derivado de la inseguridad económica, patrimonial y de salud, ahora con la emergencia sanitaria por el virus de la influenza A(H1N1), lo que faltaría es que nos fuéramos a la anarquía y hagamos de nuestro país un “estado fallido” como muchos quieren vernos.