miércoles, 22 de julio de 2009

Voto blanco impulsó participación electoral: IFE

El consejero electoral Marco Antonio Baños aceptó que la promoción a favor del "voto en blanco" contribuyó a incrementar la participación ciudadana en la pasada contienda electoral, a través de los sufragios nulos.

Entrevistado en la sede del Instituto Nacional de Administración Pública (INAP) precisó que las cifras electorales reflejan que a nivel nacional el voto nulo se incrementó en más de cinco por ciento respecto de 2003, mientras que en el caso del Distrito Federal registró un porcentaje de más de 11 por ciento.

Adelantó que la Comisión de Capacitación y Organización Electoral que encabeza se reunirá este jueves para ultimar los detalles del proyecto de acuerdo a fin de realizar el estudio muestral y con ello determinar, entre otras cosas, la influencia real del voto en blanco en la pasada contienda.

"Tengo la sensación de que la campaña de algunas organizaciones sociales, comunicadores, algunos intelectuales con el voto blanco sí tuvo algún impacto, porque en el fondo como lo dije antes de la jornada electoral la promoción del voto en blanco en rigor era un llamado también a la participación ciudadana" , refirió.

Aseguró que el Instituto Federal Electoral (IFE) "se comprometió que respetaría la decisión del ciudadano si deseaba anular el voto y ese fue el compromiso cumplido, los votos están registrados ahí" .

Entrevistado luego de inaugurar el Museo de la Democracia en el INAP, Baños Martínez rechazó las afirmaciones de la representante del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) , Sara Castellanos, en el sentido de que los consejeros tienen preferencias partidistas.

"Yo rechazo que los consejeros tengan preferencias partidistas, los consejeros electorales nos guiamos por el principio de imparcialidad, damos el trato igual a todos los partidos políticos, nos apegamos a la ley" , expuso.

Recordó que el arbitraje que desarrolla el Consejo General del IFE lleva a discutir temas que pueden ser sensibles para los institutos políticos, por lo que no comparte el criterio de que los consejeros tenga alguna opción partidaria, "de ninguna manera, estamos comprometidos con la ley" .

domingo, 5 de julio de 2009

Se dispara a 400%voto nulo en la ciudad: IEDF

Notimex

El Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF) reconoció que en esta jornada electoral el voto nulo se disparó a 400%, en comparación con la última elección en 2006.

El consejero electoral Néstor Vargas subrayó que hace tres años el voto nulo en el Distrito Federal alcanzó apenas 3% de la votación, en tanto que hoy se reporta 12% en los resultados preliminares.

En entrevista, al término de la sesión permanente del Consejo General del IEDF, reconoció que esa cifra es preocupante y merece la reflexión de los partidos políticos y del propio órgano electoral capitalino.

"Históricamente había estado el voto nulo entre tres y 3.5%, pero ahorita estamos aproximadamente entre 10 y 12%, que sí, suma mucho, suma más tal vez que los partidos de reciente creación", consideró.Ante ello, comentó que tal cifra representa "un atentado democrático a la democracia, porque es un derecho que tienen los ciudadanos de anular su voto".

Indicó que hasta el momento los resultados emitidos por el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) se sustentan por 12% del total de la captura de los resultados electorales.

Uno de cada diez ciudadanos anuló voto: encuesta

Noemí Gutierrez
El Universal

En esta jornada electoral uno de cada 10 ciudadanos anuló, voto en blanco o sufragó por un candidato no registrado, de acuerdo a la encuesta de la Fundación Este País, el IPN y el ITAM.

Según la encuesta, siete de cada 10 ciudadanos, que acudieron a las urnas a votar o sufragar en blanco están muy de acuerdo con reducir el número de diputados federales. En tanto que uno de cada dos que voto o anuló está total o muy de acuerdo de que existan candidaturas independientes.

Federico Reyes Heroles, de la Fundación Este País presentó los resultados de la Encuesta Sobre el Sentir Ciudadano para conocer las preocupaciones de votantes y abstencionistas activos. En el ejercicio de opinión participaron 14 mil 884 ciudadanos que acudieron este domingo a las urnas.

El empresario Alejandro Martí destacó los resultados preliminares de la encuesta ya que le demostrará a los partidos políticos el sentir de la ciudadanía, sobre todo, luego de la polémica del voto en blanco.

El presidente de la organización México S.O.S., resaltó que desde este momento se tendrá un nuevo México, ya que con este instrumento ciudadano único se conoce por primera vez el sentimiento de la población.

Federico Reyes Heroles criticó la campaña de estigmatización contra los grupos que promovieron el voto nulo o blanco, ya que de acuerdo a esta encuesta no existe una diferencia entre el sentir de los que votaron por candidato o partido o los que los hicieron en blanco.

En conferencia de prensa en las instalaciones de la Fundación Este País señaló que este es un claro mensaje al Poder Legislativo de que los ciudadano no se sienten representados. Dijo que con esta encuesta se le ponen cifras a un sentir ciudadano y es un mensaje a las dirigencias de los partidos de la expresión ciudadana.

De acuerdo a los resultados que explicó Eduardo Berumen, del total de los encuestados, 46% de los que votaron por candidato o partido no se siente representado por su diputado federal y la cifra aumenta a 60% de los que anularon su voto.

Los ciudadanos que sufragaron le otorgaron una calificación de cinco al preguntarle si creen que los candidatos van a cumplir sus promesas de campaña; los que anularon su voto los califican con 4.2.

De los casi 15 mil encuestados, 72% de ambos grupos no recibieron durante los tres años información de su diputado federal para explicarles actividades y resultados.

De los que votaron, 53% considera que este proceso electoral ha sido mejor que los anteriores, en tanto que los anulistas fue un 38%.

La encuesta costó de 3.5 a 4 millones de pesos y fue financiada por 16 grupos, entre los que están Casa Cuervo, Banamex, Fundación S.O.S. México, Fundación Telmex, Grupo Modelo, entre otros.

Los resultados de esta encuesta se presentan a las 21:30 horas en el IFE y luego en reuniones con dirigentes de partidos políticos.

Voto nulo alcanza cuarto lugar

José Gerardo Mejía y Francisco Reséndiz
El Universal

Tras la promoción de distintos grupos sociales, académicos y comunicadores para votar a favor del voto nulo, dicha votación se perfila como la cuarta opción más votada en el país en una cerrada competencia con el Partido Verde Ecologista de México (PVEM).

De acuerdo a datos del Instituto Federal Electoral (IFE), el llamado voto blanco alcanzó este domingo su máximo histórico al sumar más de 1.3 millones de sufragios, además del .22% que se dio a favor de un candidato no registrado, como se dio con nombres como "Esperanza marchita", y distintos héroes nacionales.

Solamente en el Distrito Federal, el voto en blanco sumaba 308 mil 754 sufragios, y 11 mil 936 votos por un candidato no registrado para quedar como cuarta fuerza política; en tanto que en Jalisco, entidad ubicada como la una de este movimiento, sumaba más de 93 mil sufragios, con lo que se ubicó como tercera fuerza política, al igual que en entidades como Aguascalientes

Con un porcentaje de más del 60% de votos contabilizados en el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), los votos nulos se convirtieron también en tercera fuerza en entidades como Aguascalientes. Cabe aclarar que dicha tendencia puede oficializarse hasta el próximo miércoles, cuando haya resultados finales.

sábado, 4 de julio de 2009

Vota nulo


Jaime Sánchez Susarrey
Reforma

La necesidad de una nueva reforma electoral no está a discusión. Todos los partidos saben que es impostergable. Por eso hay que incidir en la agenda abriendo un gran debate

1. El voto nulo es un instrumento, no un fin en sí mismo. Por eso es perfectamente razonable que un ciudadano decida votar por algún candidato o partido en un proceso local, sea para elegir delegados, Presidentes Municipales, Gobernador o diputados estatales, y nulifique su voto en los comicios federales. No hay en ello contradicción alguna. En cambio, resulta inadmisible que se haya satanizado a los ciudadanos que han emprendido un movimiento cívico, pacífico y responsable para manifestar su inconformidad. El derecho a votar nulo es inherente a cualquier sistema democrático.

2. El medio es el mensaje. El voto nulo es, ante todo, la expresión de un hartazgo y un rechazo. Hay millones de ciudadanos que no se sienten representados y que están hartos de la voracidad y los abusos de los partidos políticos. Por primera vez en la historia ese malestar ha encontrado un canal para manifestarse. La mayoría de los electores, sin embargo, optará por la abstención. Pero el dato relevante es que la abstención y el voto nulo podrían situarse alrededor del 70 por ciento -tal como lo señaló María del Carmen Alanís, presidenta del Tribunal Electoral Federal. Ese gran No es un mensaje que no podrá soslayarse. Entre otras cosas, porque la nueva Cámara de Diputados sería electa por una minoría (23 millones de un padrón de 77 millones de electores).

3. El voto nulo no es anularse. Al contrario, es una manera legítima y efectiva de manifestar la inconformidad y el rechazo. Los efectos del movimiento anulista son tangibles y están a la vista: ocupó el centro del debate y despertó el interés de muchos ciudadanos que estaban hartos de la gazmoñería y las mentiras de las campañas. Provocó el compromiso de los presidentes del PAN, PRI y PRD de promover la reelección consecutiva de senadores, diputados y Presidentes Municipales en la próxima Legislatura. Impulsó el compromiso de Josefina Vázquez Mota y otros legisladores de revisar los artículos que atentan contra la libertad de expresión y el derecho a la información.

4. El voto nulo es una de las llaves que abrirá la puerta para que se discutan abiertamente los temas de la nueva reforma electoral. No hay que olvidar que la contrarreforma del 2007 fue un verdadero albazo. Con el pretexto de no alertar a "los poderes fácticos", los senadores Beltrones, Creel y Navarrete cocinaron la ley a puerta cerrada. La iniciativa se hizo pública el 30 de agosto y fue aprobada el 14 de septiembre. Eso es lo que no debe suceder otra vez. La contrarreforma debe ser derogada y la agenda de los cambios que son indispensables debe discutirse ampliamente. Sólo quienes tienen un temple autoritario se oponen a un debate abierto y plural.

5. Los movimientos anulistas son diversos. Su fuerza no está en la unidad de propósitos, sino en la pluralidad de ofertas. Los puntos acordados por algunos ciudadanos y redes en la Ciudad de México son positivos, pero no agotan la agenda. La encuesta de Grupo Reforma (Enfoque, 28/junio/09) apunta prioridades y convergencias muy interesantes propuestas por los anulistas: 79 por ciento está por la reducción de recursos públicos a los partidos; 68 por ciento está a favor de la reducción de diputados de representación proporcional; 58 por ciento apoya las candidaturas independientes; 67 por ciento se pronuncia por la reelección consecutiva de legisladores. A estos puntos se podrían agregar la figura del referéndum y recuperar la autonomía del IFE, tal como se plantea en la página www.basta10.com. Lo importante, en suma, no es acotar y cerrar una propuesta, sino hacer que florezcan mil flores y se abra un verdadero debate sobre la nueva reforma electoral.

6. Los votos nulos no servirán para hacer una pira y quemar a todos los partidos y los políticos. Pero sí servirán para decirles No y denunciar sus excesos. El objetivo de mediano plazo debe ser acotar el poder de la partidocracia y ampliar los márgenes de la participación ciudadana. En ese camino deben coincidir los ciudadanos que decidieron anular su voto con los que sí votaron, pero comparten la convicción de que las cosas pueden y deben mejorar. Cabrán, también, los políticos que sean más abiertos y responsables. Todos los que entiendan que en el 2007 se cometió una serie de excesos que es necesario corregir y que asuman la exigencia de nuevos cambios. Manuel Gómez Morin advertía que todo iluso termina por ser decepcionado. El voto nulo lejos de ser el camino de la ilusión es la senda de una protesta responsable.

7. La fuerza del voto nulo dependerá de la participación de cada ciudadano. Si el porcentaje es bajo, la potencia del mensaje será poca. Si el número es alto, no habrá forma de cerrar los ojos ni los oídos. El terreno que se ha ganado hasta ahora dependerá de lo que pase mañana. Por eso es muy importante ir a votar. La coyuntura que hoy vivimos no se volverá a repetir. La necesidad de una nueva reforma electoral no está a discusión. Todos los partidos saben que es impostergable. Por eso hay que incidir en la agenda abriendo un gran debate. La oportunidad es única. Dentro de tres años, los comicios presidenciales polarizarán la contienda y será muy difícil que un número importante de ciudadanos opte por nulificar su voto.

Así que es ahora o nunca. Abramos las puertas de la nueva reforma electoral. Dejarla en manos de los políticos sería una grave irresponsabilidad.

Hay que acudir a las urnas y nulificar el voto. No importa cómo. Elige la forma que mejor te parezca: táchalo con una cruz, vota por un ciudadano independiente o ráyalo con una leyenda (¡Basta/10!). Haz como quieras, pero demos mañana el primer paso y hagamos que florezcan mil flores.

Silencio que pesará


Ivonne Melgar
Retrovisor
Excélsior

Ahora el silencio es subversivo. Cala. Molesta. Porque en realidad el voto nulo se traduce en un vacío colectivo de los ciudadanos a la clase política.

Y aunque no me considero una anulista pura —como tampoco soy militante de sigla alguna—, encuentro en la boleta “apartidista” una opción adicional a nuestra cada vez más diversificada y plural postura política en las urnas.

Así que me siento en la obligación de defender esta apuesta, a pesar de que en algunos casos seguiré avalando las propuestas partidistas.

Y es que, a diferencia de los que van por el tribunazo, de los rijosos, de los gritones, de los expertos en descarrilar hasta a sus propios compañeros de partido, de los que nunca votan, de los que carecen de credencial de elector, de los indolentes, nosotros los anulistas —seamos parciales o sean radicales— tenemos que justificar nuestra definición política, ciudadana y crítica a la partidocracia.

Tenemos y debemos hacerlo, porque esperamos que esos votos blancos cuenten en el registro final, sí, y sobre todo en la obligada interpretación del mandato de las urnas.

Tampoco hay que hacerse muchas ilusiones. Porque en los hechos, la clase política no sólo nos da la espalda en la obligación de garantizar respuestas a los déficit en seguridad, empleo, salud y educación, sino que también falla a la hora de las urnas, eludiendo el compromiso de entender qué hay detrás de los votos para actuar en consecuencia.

Los políticos necesitan sumar boletas para legitimarse. Pero una vez conseguido ese aval ciudadano, se van por la libre.

Acaso esta vez volverán a ignorarnos. No sería la primera ocasión. Ni lo peor. ¿Puede darse un desdén más dramático y oprobioso que el protagonizado este largo mes de espera de una señal de justicia, que hoy se cumple, en el incendio de la guardería ABC? ¿Existe una prueba tan pública y evidente de la sordera del poder que el incumplimiento en torno a las prometidas listas de quiénes son los propietarios de las guarderías subrogadas del IMSS?

En lo personal, esa promesa incumplida ha sido suficiente para inclinar la balanza a favor del voto nulo que, sumado a miles, sé que ya pesa como pesa el silencio cuando la violencia del poder pretende aplastar cualquier palabra.

Es la ley del hielo de los ciudadanos frente a una clase política que sólo se escucha a sí misma. Sí, la ley del hielo, el silencio deliberado, de castigo, de reclamo, de condena; un silencio que exhibe la inútil y ruidosa retórica de la partidocracia.

Es un silencio que descalifica la pretensión de que los ciudadanos se adhieran ciegamente a sus pleitos, montados en spots publicitarios que telenovelizan y, en muchos casos, caricaturizan nuestras carencias.

Llama la atención el enojo que esta opción desata en los profesionales de la política, el mismo que genera el silencio en medio de los gritos que apabullan.

Porque este silencio ciudadano igualmente suena y, más allá del número de adeptos que alcance, ya ha hecho el ruido suficiente en el debate electoral, convirtiéndose en una expresión que habrá de calificar esta contienda, aún cuando en términos de monto sea una minoría.

Pero se trata de una ruidosa minoría que con su ley del hielo a los partidos ha colado su malestar en la mesa de los políticos y de sus apuros y ocupaciones.

Porque así como el asunto de la seguridad y la recesión económica figurarán en la agenda legislativa, el rechazo ciudadano a los partidos se considera ya desde las cámaras el síntoma de un padecimiento que reclama cirugía y de ahí el desempolvo de la siempre pendiente reforma del Estado y de sus instituciones políticas.

Si en la composición de la Cámara de Diputados los votos deliberadamente anulados llegan a representar una cifra de 5%, el triunfo de ese amorfo movimiento sustentado en el hartazgo sería innegable, convirtiéndose en una puñalada ciudadana para un sistema de partidos herido en su credibilidad.

Hay algo más grave para el ego de los políticos y su espejismo de que no todos son iguales, sea por sus diferencias ideológicas o por su capacidad de operación, su pragmatismo, historia, tradición o doctrina.

Y es que los anulistas parten de la premisa de que esas son consideraciones teóricas que en la práctica se diluyen. Porque los anulistas vienen de todas partes: de la izquierda, del centro y de la frustrada transición panista.

Nadie está pidiendo que los partidos se mueran. Pero están enfermos de ineficiencia. Y ese diagnóstico ya no puede ocultarse.

Porque el silencio de los anulistas balconea los excesos que los políticos minimizan: los sueldos de escándalo en el Congreso, la política al servicio de los negocios, el mal uso de los bienes nacionales, la tapadera a la opacidad de los sindicatos, el miedo a los monopolios.

Callar no sirve de nada, argumentan algunos. Depende. Cuando los gritos, los reclamos y hasta las ofensas han dejando de tener eco y sentido, el silencio exhibe. Por eso el voto nulo duele. Y porque mañana, cuando las cuentas no le salgan a la partidocracia, inevitablemente sus expertos en simulación estadística harán el cálculo de cuál habría sido su suerte con las voluntades perdidas. Entonces, nuestro silencio pesará.

viernes, 3 de julio de 2009

Mi voto ¿nulo?


Jacobo Zabludovsky
El Universal

El próximo 5 de julio votaré con un tachón sobre las boletas.
México está envuelto hoy en la controversia política de más interés en los últimos tiempos.
Una elección en que no se decide la Presidencia de la República, que generalmente atrae poca atención y votantes, se ha colocado en forma súbita como tema de discusiones, polémicas, conversaciones y hasta pleitos familiares. El voto ha cobrado importancia gracias a la presencia abrumadora de ciudadanos que se oponen a depositarlo en las condiciones legales vigentes. Las consideran injustas, contrarias a la esencia de la democracia que es el derecho de elegir a sus gobernantes. El corsé explotó y la voluntad asusta a los dueños del mecanismo. Su impunidad y arrogancia los hizo olvidar que Lucifer no se fue al infierno por malo, sino por soberbio. Ahora son llamados a juicio mediante un procedimiento inesperado: el voto nulo.
Se abren posibilidades que es conveniente no confundir a la hora del voto. Cuatro entre las que me envían lectores iracundos son las más abundantes: no ir a votar, ir a escribir una mentada de madre en cada boleta, ir y dejar todo en blanco, ir a tachar cada nombre y logotipo.
No ir a votar es una conducta confusa: la abstención es característica de toda votación en México, su porcentaje suele ser altísimo y en la coyuntura próxima puede atribuirse a viejos vicios y no a este fenómeno de protesta popular. Si queremos expresar nuestro desacuerdo no podemos quedarnos en casa. Hay que ir a las casetas, comprobar que en la lista de ciudadanos registrados se anota nuestra presencia con los documentos que nos autorizan a ejercer nuestro derecho. Eso es muy importante porque permitirá que del total de votos depositados en cada caseta puedan restarse los tachados o en blanco y así hacer de ellos votos de repudio. Debemos hoy, más que nunca, ir a votar.
Las mentadas de madre carecen de validez legal. Aunque se escriban con buena letra no tienen fundamento jurídico que obligue al destinatario a acatarlas. Podrían ser tomadas por los escrutadores como un insulto y no como petición o consejo. Se sugiere no complicar las cosas. Lo ideal en este caso es hacer llegar el mensaje a quien corresponda y en propia mano, atención elegante que el hijo aludido deberá agradecer.
El voto en blanco, que en la última novelita de Saramago da lugar a una crisis más grave que la del ensayo de la ceguera, tiene una rendija peligrosa: nadie garantiza que una mano negra no rellene los huecos. Ya lo sé, representantes de todos los partidos vigilan la limpieza del procedimiento. Sí, pero son los que están contra la protesta, quieren que nada cambie, que el voto sea en favor de sus designados y no contra el sistema creado por ellos mismos. El voto en blanco es la iglesia en manos de Lutero. La ocasión hace al ladrón. De todos modos, los votos en blanco serán anulados. Y por lo tanto, contarán como nulos.
Por eso es mejor el tachón. Rayas cruzadas, atravesadas, engarzadas, curvas o rectas, que no dejen lugar a dudas sobre la intención del votante. Obsérvese que no es una abstención. Es un voto, una manera legal, porque no está prohibida, de votar. Es un voto que expresa una voluntad de influir para cambiar. Lo declararán nulo. De eso se trata. La declaración será certificado de nacimiento de una manifestación que, por pequeña que sea, nadie podrá ignorar. Constará en las actas. Votamos. Somos los del voto nulo. No tenemos pastor y no somos corderos. Somos los vecinos del 19 de septiembre de 1985.
Los poderes políticos y fácticos sienten pasos en la azotea. Presienten que más que un voto anulado es una especie de inesperado plebiscito. No hay manera de anular el voto nulo.
Defender el derecho de elegir libremente a sus gobernantes, es el propósito concreto de una población amorfa, vaga, pero tan real como su unión solidaria en un ágora de chips y .com.
Viene una contraofensiva. La gaceta religiosa dijo que la anulación es una actitud antidemocrática. Que debemos votar por candidatos. Representantes de sindicatos afines, líderes charros, gremios empresariales, intelectuales domésticos y artistas exclusivos expresarán su asco al voto nulo. Desde las telenovelas hasta los juegos de futbol se usarán para convencer al público del peligro de la anulación que pone en riesgo a la patria.
Pero no se le puede poner puertas al campo. La primavera ha venido, nadie sabe como ha sido. Sí se sabe, don Antonio: ha llegado por internet.
Y no se deje equivocar: anular es votar, no para matar a la democracia, sino para fortalecerla. Para anular lo que la agrede.
Es una forma de darle contenido a una mentada de madre.

La refundación


Sergio Aguayo
Reforma

Los partidos aparentan normalidad, pero están inquietos por la irrupción ciudadana en su mullida exigencia. ¿Modificarán su indiferencia y aceptarán una refundación que reduzca sus privilegios? El jueves 25 de junio debatieron, en las pantallas de Televisa, los presidentes de los tres principales partidos. Hubo pocas novedades en sus apreciaciones sobre economía y seguridad, los temas que eligieron. Germán Martínez y Beatriz Paredes reiteraron información e ideas para alabar a sus organizaciones, se lanzaron inofensivas puyas e ignoraron a Jesús Ortega. Sobre las turbulencias políticas guardaron silencio, como si en esa dimensión no pasara nada. Ortega fue el único que mencionó de pasada al movimiento para anular el voto. Lo descalificó con la ñoñería de que anular es "dar un cheque en blanco para que las cosas sigan igual". Una crítica superficial sobre una movilización ciudadana que, con su exigencia de reformas, ha calentado una elección cara y guanga. Cuando sienten amenazada la arquitectura política, los partidos borran cualquier diferencia y se atrincheran para defender su lucrativo monopolio sobre la vida pública. Los tres dirigentes reconfirmaron que sus lealtades están con el orden establecido convirtiéndose, con ello, en aliados conscientes o involuntarios de monopolios y oligopolios, gobernadores, sindicatos y capos del crimen organizado. Esta actitud ha repercutido negativamente en otros ámbitos estratégicos. En su afán por preservar empleos bien pagados, posiciones de poder y presupuestos, han recortado la autonomía de los organismos públicos encargados, en la teoría, de defender a las víctimas y al interés general. Salvo unas cuantas excepciones, los partidos han puesto, para dirigirlos, a personajes sumisos dispuestos a someterse a los intereses del gobernante o el poderoso. La ciudadanía está indefensa. Revisemos, con esta perspectiva, el caso de la guardería ABC de Hermosillo. Me salto por conocido el ofensivo tráfico de influencias y complicidades entre particulares y funcionarios estatales y federales para llamar la atención sobre la etérea participación de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, que debería estar encabezando la búsqueda de justicia en el drama de los niños muertos. En entrevista telefónica, Catalina Soto, vocera del "Movimiento Ciudadano por la Justicia 5 de Junio", califica a la Comisión como la "ausente".
La ausencia resulta directamente del control que los partidos tienen sobre ese organismo. El actual presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de
Sonora (CEDH), Jorge Sáenz Félix, carece de experiencia o compromiso en el tema. Para asegurarse la subordinación del organismo, el gobierno de Eduardo Bours lo sujeta con el grillete financiero. La levedad del ombudsman sonorense es la norma; salvo contadas excepciones, estos organismos son adornos que intentan disimular, cada vez con menos éxito, la ausencia de un Estado de derecho. El Instituto Federal Electoral también se encoje frente a algunos temas. Jenaro Villamil, de Proceso y Carmen Aristegui, de MVS, han estado documentando que el Partido Verde Ecologista puso en los primeros lugares de su lista a ocho personas ligadas a las dos televisoras lo que garantiza a esas empresas un bloque de diputados. ¿No debería opinar el IFE sobre una simulación que distorsiona la letra y el espíritu de la Constitución? ¿No podrían los partidos pronunciarse sobre la impostura? ¿Tanto miedo le tienen a las televisoras? Anular el voto es una expresión de descontento que a mediados de junio contemplaba el 17 por ciento de los electores (Alejandro Moreno, "Temas para una nueva reforma electoral", Reforma, junio 28, 2009). Pese a su relativa importancia, el movimiento para la anulación del voto ha sido condenado hasta por el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, quien pasó por alto que en su país, Chile, la opción está aceptada y reglamentada. Pese a las críticas, el movimiento ya pasó de la protesta a la propuesta. En la asamblea nacional realizada el 30 de junio, las diferentes organizaciones aprobaron una agenda mínima que, de prosperar, impulsará un rediseño de la arquitectura del sistema político. El 6 de julio se inicia una batalla larga y difícil porque el debate entre los presidentes de los tres grandes partidos mostró la determinación con la cual defenderán sus extraordinarios privilegios. En el choque que viene, nos jugaremos la esencia de la democracia.


La Miscelánea
Para solidarizarse con los niños sonorenses muertos en una de las mil 500 guarderías subrogadas por el Seguro Social (¿algún día nos entregará la lista, señor Presidente?), un grupo de ciudadanos sin partido político realizarán una marcha en el Distrito Federal el próximo sábado 4. Iniciará a las diez de la mañana frente al Seguro Social (Reforma 476) para caminar hacia la representación del estado de Sonora (Goldsmith 228, Polanco).


Correo electrónico: saguayo@colmex.mx

miércoles, 1 de julio de 2009

X


Jacobo Zabludovsky
Bucareli
El Universal

El próximo domingo votaré nulo. Mi intención, generada sólo por una ley electoral defectuosa, para presionar su reforma, podría tener muchos otros motivos. La semana ha sido pródiga en causas de protesta que un voto nulo puede desahogar, aunque se estrelle contra el muro del importamadrismo oficial.

No sé por dónde empezar. Por donde sea. Es igual. De pronto aparece el escudo nacional que interrumpe los programas más vistos de la televisión y el presidente Felipe Calderón, entre la bandera y la secretaria de Relaciones Exteriores, informa solemnemente al pueblo de México que una francesa secuestradora convicta y sentenciada no será extraditada a su país. Bastaba un boletín de prensa de seis renglones. O tres. Me imagino a Sarkozy de pronto en la televisión francesa para informar a sus compatriotas que un mexicano delincuente, confeso, procesado y encarcelado en París por delitos del orden común, no será extraditado a México. Esa misma noche la señora Bruni dormiría sola y su esposo con camisa de fuerza en un asile d’aliénés. Pero, claro, Francia y el México actual son países distintos, cada uno con sus costumbres y cada cosa en su lugar. Allá ellos. Nosotros estamos orgullosos de ser una república chocolatera marca Morelia Presidencial.

En cambio, la tragedia más grande de la historia de México en que las víctimas fueron niños, no mereció un mensaje televisado. Aunque sólo fuera para dar el pésame a los padres de 70 niños quemados vivos, 48 de ellos sepultados y los demás con lesiones graves, dolorosas, que les dejarán huellas físicas y síquicas irreversibles. Aunque sólo fuera para comprometerse con la justicia y manifestar una voluntad política de no dejar impune el complejo de delitos que, emanados de la corrupción, provocaron el desastre del sexenio.

Todo terminó, aparentemente, en la aprehensión de funcionarios de inferior jerarquía y un pugilato verbal entre el secretario de Gobernación y el gobernador de Sonora. “No le acepto al gobernador el tono altanero con que se refiere al Presidente”, dijo un secretario que está ahí por un dedazo, al hablarle en tono altanero a un gobernador que está donde está mediante el voto ciudadano en un estado libre y soberano. Dicho sea esto refiriéndome a las instituciones, no a las personas, después de que el gobernador elevó la discusión a las alturas del intelecto socrático al dictar cátedra: “Queremos saber a qué se refiere con eso de aventar la bolita”. No hay a quién irle.

Desde antes de que se enfriaran las cenizas, el procurador general de la República declaró que nadie iría a la cárcel y ahora, al atraer el incidente, como lo llamó el invisible director del Seguro Social, dirigirá las investigaciones que llevarán al resultado previsto: se los dije, y a otra cosa mariposa.

Es entonces cuando el presidente Calderón toma el toro por los cuernos y nos aconseja afiliarnos a los partidos políticos. “Si se quieren mejores partidos, particípese en los partidos, y si éstos no convencen, fórmense otros”, dijo. Nunca habló de reformar una ley injusta, para que coexistan partidos y otras maneras de registrar candidatos de acuerdo con el espíritu de la Constitución, que hace del derecho de votar por quien uno escoge libremente la piedra fundamental de la democracia. Para el señor Calderón no hay más ruta que la nuestra, como dijo el comunista Siqueiros. Yo creo en un camino probado en otros países, con partidos políticos que coexistan con organismos que ofrezcan más opciones. Que desaparezca el sistema monopólico del registro de candidatos, que no sea derecho exclusivo de los partidos políticos. Todo por la vía pacífica, respetuosa, dentro del marco de la ley.

Por eso mi voto será nulo. Si tuviera alguna duda me bastaría, para fortalecer mi convicción, ver quiénes reprueban esta forma reposada de ejercer un derecho. No debo estar tan extraviado si los que se creen dueños de la brújula, del rumbo y del destino, se muestran unánimes en urgir la presencia de un exorcista para que nos saque del cuerpo el espíritu maligno.

Que cada quien vote como se le pegue la gana y en santa paz.

Yo votaré con una X.