lunes, 18 de mayo de 2009

Para políticos nulos… un voto nulo

Me encuentro, en diversos portales, mensajes y blogs de internet, varios ciudadanos y organizaciones que convocan a anular el voto o abstenerse en estos comicios intermedios, no siempre por idénticas razones, pero sí parecidas. Usan distintos lemas, frecuentemente creativos. Una especie de campaña underground que contrasta con la del IFE que exhorta a votar por algún partido. El Instituto asocia el voto por algún partido como la vía de cambio. Muchos pensamos, en cambio, que, en las actuales condiciones partidocráticas, un alto nivel de participación efectiva (por uno u otro partido) sería un factor de inercia y estancamiento, al validar a los partidos en su actual ruta. Uno de esos movimientos por el “no voto” utiliza el lema: “Un voto anulado dice más”, con el evidente propósito, no sólo de protestar a nivel individual contra todos los partidos (por no resultar convincente ninguno), sino hacerlo masivamente y que al menos quede constancia de la magnitud de dicha inconformidad.
Otro movimiento se denomina, de manera no muy rebuscada, “Yo anularé mi voto”, cuyos promotores sintetizan el sentir de muchos ciudadanos, que refleja una fuerte crisis de representación política: “Cada tres años (los partidos) llaman al pueblo a las elecciones. Despilfarran cuantiosas sumas del erario en campañas y encuestas para convencernos de darles unos minutos en las urnas; porque es a unos minutos que se reduce nuestra participación. Lo más absurdo es que nuestro voto es indispensable para que esta clase política usurpe nuestros derechos democráticos… Por eso no votaremos por ellos este 5 de julio. No seremos cómplices de su impunidad”, dicen ahí.
Otro movimiento, en Jalisco (desconozco si también está extendido a otras entidades), se denomina: “Para políticos nulos, un voto nulo”. El título lo dice todo. Hay también blogs especiales en torno a este tema, como lo es anulomivoto.blogspot.com. Ahí los participantes discuten si votar por algún partido político, el de su preferencia, el “menos malo”, o uno al azar, con tal de votar. O bien si es válido no sufragar por ninguno. Y, en otro plano, se debate si estratégicamente conviene más abstenerse o concurrir a la casilla y anular el voto. Se dan evidentemente razones en uno y otro sentidos. Los inconformes con los partidos reclaman su derecho a protestar contra el sistema de partidos (y, a veces, también contra el electoral). Y debaten cuál de esas expresiones, la abstención o el voto nulo, puede presionar más eficazmente a los partidos para que realicen reformas que incluyan en mayor medida a sus “representados”. También, se discute si el “no voto” (en cualquiera de sus dos expresiones) es un derecho, como parte de la libertad de votar (la cual implicaría también la de no votar). Yo así lo creo. Algunos polemistas en ese debate dicen que no es obligatorio votar por algún partido (como los “participacionistas” quieren). Dicen que eso es como elegir entre morir en la horca o en la guillotina. Quienes prefieren anular el voto insisten en que no se desea mandar el mensaje de la apatía (como comúnmente se interpreta la abstención), sino de rechazo activo y deliberado a todos los partidos. Concuerdo con ello. Es lo que suele llamarse “abstencionismo activo, o cívico”, pero que fácilmente puede confundirse con el abstencionismo apático o indiferente, si no se plasma en una boleta anulándola con claridad. Nuestra legislación no contempla el “voto en blanco”, como sí existe en varias democracias, es decir un espacio, en la boleta, especial para quien quiera votar por “ninguno”, en cuyo caso no tacha toda la boleta, sino sólo ese espacio creado como una opción legítima, una posibilidad de la libertad de votar. Habrá que empujar que en adelante se incluya ese derecho (que en general, aún los “participacionistas” reconocen como menos perjudicial institucionalmente que sólo abstenerse de ir a las urnas).
Un ciudadano abstencionista expresa, por su parte: “Se trata de no votar, no de anular el voto: un voto anulado brinda legitimidad al sistema, dado que, en las cuentas finales, gane quien gane, sin importar con cuántos votos, lo habrá logrado con un índice significativo de votos emitidos. La lección que requieren los partidos y los candidatos es que, si resultan elegidos, sea con un índice extremadamente reducido de emisión de votos: que quede claro que sabemos que no representan a nadie, más que a sus respectivos intereses”.
Por su parte, el Movimiento Segunda Generación promueve la anulación del voto en lugar de la abstención: “Si dejamos de votar, el gobierno cree que los ciudadanos no estamos interesados en las elecciones, si anulamos el voto mostraremos inconformidad con los candidatos; siendo ésta una democracia, tenemos el derecho de decidir no votar por nadie, dado que nadie nos convence”, asegura su líder, Gabriel Hinojosa, cuya campaña se denomina “Tache a Todos”. Y un ciudadano que coincide con ello, argumenta: “En vez de ser un ciudadano irresponsable que no cumple con sus responsabilidades sociales, este año ejerceré mi derecho a votar y cumpliré con mis responsabilidades sociales, anulando mi voto”. Yo coincido con esta óptica, pero seguramente muchos otros inconformes con los partidos no lo vean así, por lo cual es probable que el abstencionismo sea superior al índice de votos nulos. Sería interesante y conveniente que el IFE, en su empeño por abatir el abstencionismo, informara también a la ciudadanía la posibilidad de participar sufragando por un candidato no registrado, que es equivalente a anular el voto, algo aceptado por nuestro sistema electoral como legal y legítimo, pues incluso la boleta reserva un espacio para dicha opción. A menos, claro, que el IFE esté al servicio de los partidos, y no de la ciudadanía, que merece y requiere la información completa antes de tomar su decisión.
Sería interesante que el IFE informara también a la ciudadanía la posibilidad de sufragar por un candidato no registrado.

José Antonio Crespo
Excélsior

1 comentario:

  1. ESTE PRÓXIMO 5 DE JULIO YO VOTARÉ, ASISTIRÉ A LAS URNAS.

    Porque quiero un real cambio para mi país.
    Porque estoy convencido que México puede cambiar si empezamos a cambiar nosotros mismos.
    Porque quiero oportunidades reales de crecimiento personal, profesional y económico para toda la Sociedad.
    Porque creo que si participo democráticamente puedo expresarle al Gobierno lo que siento y pienso, entonces haciendo uso de mi responsabilidad cívica escribiré en la boleta todo aquello que la clase política en este país no representa y por lo cual nosotros los ciudadanos hemos sido pasivos y no hemos luchado por tenerlo, entonces:

    Votaré por Salud.
    Votaré por Educación.
    Votaré por una Sociedad con mayor acceso a la participación pública con propuestas reales sin condicionarse a formar parte de algún partido político.
    Votaré por Honestidad.
    Votaré por mayores ingresos económicos para todas las familias.
    Votaré para que nuestros representantes políticos ganen y remuneren de acuerdo a su capacidad política y a sus resultados. Es decir, si quieren sueldos de ejecutivos, que trabajen como tales.
    Votaré por una sociedad más emprendedora, más proactiva, más inteligente, más pensante, más independiente.
    Votaré para que en las campañas electorales no se contamine de más con tanta basura electorera.
    Votaré por la rendición de cuentas.
    Votaré por la disminución de representantes públicos, se me hacen demasiados para tomar las mismas decisiones.
    Votaré CERO TOLERANCIA ante la impunidad, la corrupción y las partidas secretas.

    Porque ya estoy cansado de PAN-PRI/PRD CON LO MISMO. El PRI viene ahora a poner cara de niño arrepentido diciendo que PRIMERO ESCUELAS, PRIMERO MÉXICO... ¿Cuánto tiempo tuvieron para que todo eso fuera PRI-MORDIAL? ¿Casi un siglo? El PAN ya demostró ser más de lo mismo, con la misma guerra sucia y mismas políticas del pasado aparato gubernamental fallido, obsoleto y corrupto. EL PRD que se propone como partido del cambio, cuando en sus elecciones internas roban boletas, se golpean unos a otros y se acusan de corrupción. Primero que se cambien ellos mismos y se pongan de acuerdo. Los demás partiditos, los típicos que se conforman con los millones de pesos que les da el IFE para "subsistir" adaptan sus propuestas de acuerdo a la coyuntura política del país.

    Muchos de ellos se valen de figuras públicas para hacerlos "sus candidatos" sin tener siquiera un perfil político. Ana Guevara, Carlos Hermosillo, Fernando Platas, entre otros...

    "No participo en el juego donde tú justificas tu representación con mi voto y haces lo que el partido te ordene, vivimos en una democracia donde no tenemos representación". Denise Dresser, en su opinión sobre anular el voto, ella sugiere escribir en la boleta electoral con letras grandes “ASÍ NO”.

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